El avión Yak-42 que transportaba al plantel del equipo ruso de hockey sobre hielo Lokomotiv ha quedado hecho pedazos. Viendo su estado parecía casi imposible que alguien pudiera sobrevivir. Sin embargo Alexánder Galímov todavía se debate entre la vida y la muerte (es el único jugador que se pudo salvar de la tragedia, aunque su salud pende de un hilo).
En las calles de la ciudad de Yaroslavl los aficionados, aún 'en shock', le mandan continuos mensajes de apoyo.
“Galímov sobrevivirá, va a vivir. Toda la ciudad lo cree. Lo principal es que regrese al equipo. Será nuestro eterno capitán, el capitán de nuestro Lokomotiv, nuestro gran club, tres veces campeón Rusia”, dice un aficionado en las calles de Yaroslavl.
Otras heridas muy diferentes son las de Maxim Ziuziakin. Él fue el único jugador que no viajó a Minsk en el conjunto de Yaroslavl. Una decisión del entrenador, que ahora le pesa como una losa.
“Para un jugador su equipo es su familia, he perdido a toda una familia de 40 personas. Trato no pensar que yo podría haber estado en el avión, y sí en que tengo suerte de vivir”, dice Maxim.
Acostumbrado a entrenar con sus compañeros, ya fallecidos, el dolor de Maxim es muy diferente al del resto de hinchas. Asegura que el equipo se podrá rehacer y vendrán otros jugadores, pero que nunca será lo mismo.
Sin embargo, las esperanzas de muchos aficionados de que no desaparezca la esencia del club recaen precisamente en Maxim Ziuziakin y Alexánder Galímov, a quienes el destino parece haberles dado una nueva oportunidad.