Los planes de las autoridades para construir una nueva mezquita en Dinamarca provocaron numerosas protestas. El grupo que se opone, formado principalmente por políticos conservadores, temen que el recinto sirva de base para los fundamentalistas islámicos.
“Nos preocupa el hecho de que el proyecto lo financie Irán. Es muy probable que este estado intente tener bajo observación a quienes han acudido a Dinamarca en busca de libertad”, dicen los contrarios a la construcción de la mezquita. Tres iraníes adinerados comunicaron que están dispuestos a financiar la obra sin que el gobierno danés tenga que invertir dinero en el proyecto.
Los musulmanes de Dinamarca afirman que actualmente no cuentan con un espacio adecuado para celebrar sus ritos religiosos. Las mezquitas en Dinamarca son unos escasos recintos, más parecidos a pequeños locales de clubes sociales que a santuarios
El número de los musulmanes en el país no alcanza un cuarto de millón de personas. Es por eso que Dinamarca no tiene un interés especial en edificar lugares de culto para ellos.
“Nos hace falta una mezquita grande. Es importante para que los musulmanes se sientan confiados a la hora de formar su identidad danesa”, afirma Abdul Vahid Pedersen, conocido imán de Dinamarca.
“Sería fenomenal contar con un símbolo del islam aquí en vez de una sala de máquinas o un edificio vetusto. Esto sí que resulta humillante”, dice Ajmad, un taxista de Copenhague, que lleva 18 años en Dinamarca, afirma haberse sentido discriminado y apunta que todo musulmán es muy sensible en lo referente a su identidad.
La mayor parte de los daneses no tienen nada en contra de la mezquita pero quieren saber quienes van a frecuentar el lugar.
El destino del proyecto se decidirá en la alcaldía de Copenhague.