El libro Guinness de los records ha registrado la ola de calor que azotó a Rusia en el verano de 2010 como la más letal de la historia. Las altas temperaturas acompañadas de sequía, incendios forestales y un humo denso causaron la muerte directa o indirecta de al menos 56.000 rusos, de los que 11.000 eran moscovitas.
En julio del año pasado se registró un aumento anómalo de las temperaturas, que llegaron a alcanzar en Moscú los 37,2 grados Celsius, el registro más tórrido los últimos 130 años. A consecuencia de ellos, centenares de rusos encontraron la muerte en ríos y lagos en un intento desesperado por aliviarse ante la fuerte ola de calor. Otros muchos resultaron afectados por la insolación y golpes de calor.
La cantidad de muertes diarias en la capital rusa se disparó debido al impacto de los incendios forestales que se declraraon en la parte occidental del país. En la región de Moscú, los incendios de turba cubrieron la capital con una densa capa de humo, que volvió la atmósfera irrespirable.
La combinación de todos estos elementos acentuó las consecuencias letales de la ola de calor. Según las estadísticas divulgadas el año pasado por el Departamento de Salud, los 550 incendios que había activos en agosto de 2010 en el país, incluyendo casi 40 en los alrededores de Moscú, se cobraron diariamente la vida de 700 personas, muchas de ellas ancianos y personas aquejadas de enfermedades respiratorias que vieron agravadas fatalmente sus dolencias por el calor.