Culpan a un matrimonio estadounidense de asesinar al niño ruso que adoptaron
Un juzgado de Nueva York ha declarado culpable al matrimonio Craver de homicidio no premeditado en la muerte de Vania Skorobogátov, un niño ruso que habían adoptado en 2003. Además, la corte los culpó de connivencia criminal y de dejar en peligro al niño en al menos cuatro ocasiones.
Según la versión de los padres adoptivos del niño, Michael y Nanette Craver, de 46 y 54 años respectivamente, el niño se habría causado a sí mismo los traumas que le ocasionaron la muerte el 25 de agosto de 2009. Ese día Vania, de siete años, falleció en un hospital de Pensilvania por un traumatismo craneoencefálico.
La fiscalía acusaba al matrimonio de homicidio premeditado, connivencia criminal, así como de dejar en peligro al niño al menos en cuatro ocasiones.
Se espera que la condena sea anunciada el próximo 18 de noviembre. De momento, los acusados han sido puestos en libertan bajo fianza (50.000 dólares por cada uno). Según la legislación de Pensilvania, donde tiene lugar el proceso, los Craver podrían afrontar la pena de entre 3,5 y 7 años de prisión.
El forense que realizó la autopsia al cadáver del niño declaró ante el tribunal que su muerte fue provocada por los múltiples golpes que recibió en la cabeza. El doctor Wayne Ross, testigo principal que documentó los traumas declaró ante el juez que Vania había sido golpeado 80 veces. Además dijo que probablemente fue atado y obligado a pasar hambre.
El defensor de los derechos del menor de Rusia, Pável Astájov, se pronunció en su día a favor de aplicar el castigo más riguroso (la pena capital o cadena perpetua) a los padres que maten a golpes a sus niños. “Acusar al niño asesinado de que él mismo se infligió el daño es algo vil, abominable y bajo”, asegura Astájov.
El vice cónsul de Rusia en Nueva York, Alexander Otcháinov, se ha mostrado contrariado por el hecho que los tribunales calificaran el homicidio como no premeditado, aunque está comprobado que los Craver golpearon al niño sistemáticamente durante largo tiempo. “En estas circunstancias sólo queda esperar que la sentencia se adecue a la gravedad del crimen”, aseguró él.