Hace dos años, bajo un sol abrasador a 46 grados centígrados, Eugenia, originaria de Guatemala, cruzó el desierto para llegar a EE. UU. Su odisea a pie junto a un grupo de inmigrantes ilegales duró siete días. Solo la voluntad de reunirse con su familia en Phoenix, Arizona, le daba fuerzas.
"Acababa de cumplir 15 años y mi mamá contactó con un Coyote para pasarme para que no tuviera problemas, porque dicen que violan a las muchachitas. Estuvimos 7 días. Salimos de allá un domingo a las 8 de la noche, nos encontramos con barrancos, cactus. Nos decían que no hiciéramos ruido. Cuando llegamos al cuarto día, nos dijeron que íbamos a caminar otros 3 días porque decían que migración estaba buscándonos y nos escondimos, yo tenía mucho miedo", cuenta Eugenia Verónica Chilel-López.
Eugenia alcanzó su objetivo finalmente. Pero hoy vive con el temor de que las entidades de inmigración la deporten y separen de su familia por carencia de papeles para permanecer en el país.
Latinos en EE. UU.: aún lejos de la tan ansiada reforma migratoria
Durante su campaña para las presidenciales, Barack Obama aseguró que llevaría a cabo la tan ansiada reforma migratoria. Esta permitiría que las personas indocumentadas como Eugenia y su familia no vivan bajo el constante asedio de las autoridades… Pero en puertas de un nuevo ciclo electoral, esta promesa no se ha materializado.
"La mayoría de las personas que apoyaron a Obama están decepcionadas. Porque Obama no ha cumplido con las expectativas que creó en un principio. Para la comunidad latina lo que se quería resolver era el tema de la inmigración…. Yo creo que lo que ha pasado es que hay un sector de este país que no acepta tener un presidente negro y hay un pánico cultural ante esto. Y ese miedo es un cultivo positivo para fuerzas como el Tea Party", comenta José Gabilondo, profesor adjunto de Derecho y Analista Político de la Florida International University.
¿Motivos sinceros?
Según los analistas, el problema radica en que algunas fuerzas en el país rechazan la posibilidad de integrar plenamente a los latinos. Sin embargo, durante este año Barack Obama ha seguido demostrando su solidaridad con la causa migratoria y el vínculo de su Administración con la comunidad hispana en EE. UU.
"Necesitamos sus voces. El país les necesita. Nuestra familia americana es fuerte en la medida en que la comunidad latina crece. De modo que vamos a retomar estas conversaciones y vamos a seguir trabajando con ustedes", dijo Barack Obama en su discurso ante el Consejo de La Raza el pasado 25 de julio.
Las cifras del Departamento de Seguridad Nacional revelan que entre 2009 y 2010, es decir, durante el mandato de Obama, deportaron del país a más de 800.000 indocumentados. Los activistas denuncian que pese a sus objetivos, el programa de la administración estadounidense "Comunidades Seguras", a veces, termina siendo un pretexto para deportar a los inmigrantes que no cometieron crímenes. Rafael Prieto Zartha, editor del periodico "Mi Gente", comentó a RT que esto, junto con la falta de una nueva ley migratoria, afecta mucho la popularidad del presidente.
Pero cabe destacar también que en agosto de este año el dignatario suspendió las deportaciones masivas de los ilegales que no tienen antecedentes criminales o que no representan una amenaza para la seguridad nacional.
Para muchos lo que el presidente estadounidense hace es utilizar el voto latino como parte de su carrera electoral de cara a los comicios de 2012. En todo caso, habrá que ver si las obligaciones contraídas durante este nuevo ciclo pasan a ser realidades, en beneficio de los más de 50 millones de hispanos que contribuyen activamente al funcionamiento y la economía de esta nación.