Curiosidades y extravagancias de las sesiones de la Asamblea General de la ONU

La 66.ª sesión de la Asamblea General de la ONU, que se inaugura el 21 de septiembre en Nueva York, reúne a los jefes de Estado y de Gobierno de 121 países y podría estar marcada por importantes declaraciones y decisiones políticas. No obstante, la arena de las Naciones Unidas a menudo se convierte en escenario de extravagancias y ha sido testigo de numerosas anécdotas curiosas.

A menudo las declaraciones de los mandatarios contienen insinuaciones o expresiones, lejanas a todos los canones diplomáticos. Así por ejemplo, el ex mandatario de Estados Unidos George W. Bush no perdió la oportunidad de recurrir a las acusaciones directas hacia varios países latinoamericanos como fuera de reclamo. “El mayor obstáculo para su futuro es que sus líderes han elegido denegarles la libertad”, declaró.

Y el presidente venezolano Hugo Chávez se mostraba bastante expresivo a la hora de reflejar su actitud hacia el ex presidente norteamericano con una frase que quedará para la historia. “Ayer el diablo vino aquí, justamente aquí. Y hoy todavía huele a azufre”, dijo.

Tres años después, el líder bolivariano, Evo Morales, quiso recordar aquel momento y afirmó que aquella tribuna desde la que hablaba “ya no olía a azufre sino a esperanza”. Era su manera de aprobar la llegada al poder de Barack Obama y los posibles cambios que podrían experimentar las relaciones entre Venezuela y EE. UU.

Pero, cuando las palabras parecen no llegar al destinatario deseado, se abre todo un abanico de tácticas y métodos para lograrlo. Algunos comportamientos ya se han convertido en auténticos mitos. Uno de los más conocidos es el de la historia protagonizada por el ex líder soviético Nikita Jruschov, quien no dudó en quitarse el zapato y dar un golpe al atril desde el que hablaba en un arrebato emocional. “¡Es la tumba para la esclavitud colonial!Tiene que ser enterrada, cuanto más profundo, mejor”, exclamó.

Según afirma el hijo del propio Jruschov, las cámaras no llegaron a grabar este momento, pero esta leyenda se ha convertido en una especie de cuento popular para el deleite de los turistas, que no dudan en hacer chistes sobre este lance.“Esto ha demostrado el poder de los medios de comunicación, de ustedes, de la televisión. Esto nos demuestra la potencia de la propaganda por la que alguien puede creer en muchas cosas que nunca sucedieron”, señala.

Pese a la seriedad de las intenciones con la que los participantes llegan a la Asamblea general de la ONU, la mayoría de ellos buscan un objetivo adicional: destacar por encima de otros ponentes y quedar así en la memoria de todo el mundo. Algo que parece que solo puede conseguirse siguiendo esa máxima que reza aquello de “en el amor y en la guerra todo vale”.