El miércoles una de las causas judiciales más conocidas de la historia de EE. UU. llegará a su fin. El estadounidense Troy Davis, condenado a pena de muerte por asesinar a un policía en 1989, recibirá la inyección letal pese a las peticiones de clemencia por parte del Papa Benedicto XVI, Amnistía Internacional, la UE y numerosos grupos de derechos civiles.
El destino de Troy Davis finalmente se decidió cuando la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Georgia negó el indulto a Davis. La pena de muerte se consumará el miércoles a las 19:00, hora local (23:00 GMT).
El caso de Troy Davis es considerado uno de los más famosos y escandalosos en la historia de la justicia estadounidense. En 1991 fue condenado a la pena de muerte por el asesinato a balazos en 1989 de Mark MacPhail, agente de la policía de la localidad de Savannah.
Sin embargo, no se encontró ninguna evidencia real de la participación de Davis en ese asesinato. Además, siete de los nueve testigos que inicialmente testificaron en su contra más tarde se retractaron de sus propias declaraciones.
El proceso, que se convirtió en un símbolo de la lucha contra la pena de muerte, ha atraído una gran atención pública, no solo en EE. UU., sino en todo el mundo. Entre los que exigieron una investigación más exhaustiva de la muerte del policía están el Papa Benedicto XVI, el ex presidente de EE. UU. Jimmy Carter, el secretario general del Consejo de Europa, Terry Davis, la jefa de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Catherine Ashton, y grupos de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional. Según estos últimos, “el gobierno de Georgia puede ejecutar a una persona inocente y por lo tanto desacreditar a la justicia”.