La provincia rusa de Penza se considera como una de las más verdes y limpias del país. Pero además de la ecología, las autoridades locales comenzaron a preocuparse por el estado de salud de los ciudadanos. Su gobernador estableció los ejercicios físicos como nueva rutina diaria obligatoria para los empleados de las instituciones estatales, hecho que les cambió el estilo de vida.
La mayoría puede pensar que los funcionarios rusos llevan un modo de vida sedentario: siempre en sus oficinas, con aire acondicionado y pasando las horas pegados a la pantalla de su computadora. Tal vez sí, pero no en Penza. Desde que entró en vigor la resolución pertinente, los trabajadores del sector público ya no van a su lugar de trabajo en coche, sino que lo hacen en bicicleta. Esto, además de contribuir a que tengan un óptimo estado de salud, tiene un enfoque social.
“Le pregunté al gobernador —recuerda el jefe del distrito Narovchátovsky en esa provincia, Alexánder Vodopiánov—, si podíamos tener un vehículo más para ayudarnos a cumplir con nuestras obligaciones. Él dijo que podíamos tener tres: dos motos y una bicicleta. Esto, para que los funcionarios podamos observar a la población, enterarnos de las ocupaciones de la gente o ver quién deja la basura en la calle, por ejemplo”.
Además de las ‘carreras’ al aire libre, se practican ejercicios físicos dentro de las oficinas, acompañados con música. A las 10 de la mañana y sin importar la edad ni la complexión física, los funcionarios públicos se reúnen para mantenerse en forma. Son muchos los que ya han apreciado las ventajas.
“¡Esto me devolvió mi juventud! ¡Nos gusta tanto la iniciativa de nuestro gobernador!”, exclama la empleada contable del gobierno provincial Larisa Strélnaya.
A días sanos, noches tranquilas. El gobernador de la región también ha instado a las fuerzas policiales a que patrullen las calles para buscar a los menores de 16 años que estén solos sin la supervisión de un adulto.
“No pienso que sea una pérdida de tiempo para la policía —opina la inspectora mayor Liudmila Zhúkova—. Unos chicos están arrestados, a otros los hemos devuelto a sus casas. Ya no se ve a ninguno solo por la calle”.
Pero el carácter obligatorio de los ejercicios físicos y la forzosa costumbre de llevar un modo de vida sano también han causado una ola de quejas. Los opositores califican estas prácticas como una reminiscencia del pasado soviético, que viola los derechos de los trabajadores. Pero el gobernador exhibe sus argumentos.
“¿Que estoy violando sus derechos? Lo único en lo que los violo –responde- es que no le doy a la gente la posibilidad de hacer además ejercicios mentales”.
Lo que no se puede negar es el paulatino fortalecimiento de la salud de los funcionarios y el aumento de la tranquilidad que se respira en las calles con los jóvenes infractores de la ley fuera de ellas.