Madrid da luz verde al escudo antimisiles, pese al reclamo de Moscú
El Consejo de Ministros de España ha autorizado en su reunión de este viernes el emplazamiento de cuatro buques de la Marina de Estados Unidos en la base naval de Rota. La decisión, anunciada en la víspera, suma a España al grupo de países europeos que próximamente desplegarán en su territorio distintos elementos del nuevo escudo antimisiles de la OTAN.
El ministro de Fomento y portavoz del Gobierno, José Blanco, explicó que el país no podía postergar esa decisión. Fue la administración de Estados Unidos la que necesitaba el sí de España lo más pronto posible para recogerlo en su presupuesto para el año 2012. Por eso, dijo, era necesario decidir en pleno periodo electoral y con las Cortes disueltas.
Además, afirmó Blanco, España debía actuar de conformidad con los acuerdos adoptados en la Cumbre de la OTAN celebrada en Lisboa hace un año. Los Jefes de Estado y de Gobierno decidieron allí desarrollar un sistema de defensa contra misiles balísticos de manera conjunta.
A este mismo argumento recurrió la ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España, Trinidad Jiménez, cuando descartaba horas antes, en una entrevista televisada, los temores de Rusia ante el hecho de que España acoja un escudo antimisiles de la OTAN. Ella afirmó que España, como socio aliado, se ve “comprometida” con el cumplimiento de lo acordado en Lisboa. Además, recalcó que la iniciativa se emprende para protegerse de los probables ataques con misiles de países como Irán y Corea del Norte.
Jiménez dijo que Moscú y Madrid tienen una “excelente relación” y por eso no existe “ningún tipo de problema” entre los dos países acerca del despliegue de un nuevo sistema defensivo. Agregó que “Rusia fue informada por España directamente antes de anunciar la decisión” y “no ha habido una reacción más que la que tradicionalmente tiene Rusia”.
Con su comentario, la ministra respondió a la diplomacia rusa que manifestó su desaprobación de los planes de posicionamiento de los buques estadounidenses en la base naval española. Ella admitió que el problema se centraba en la ausencia de garantías jurídicas por parte de la Alianza de que el sistema no sea dirigido contra Rusia ni suponga una amenaza para la defensa de este país.