Un nuevo informe de la ONU revela que varios reos sospechosos de mantener vínculos con insurgentes, incluidos menores de edad, han sido torturados en prisiones afganas.
El documento de 74 páginas sostiene que varias personas retenidas en 47 centros penitenciarios de 24 provincias, administrados por la Policía Nacional de Afganistán o la Dirección Nacional de Seguridad, han sido sometidas a métodos que las leyes internacionales y afganas consideran como formas de tortura.
Entre los abusos mencionados, el documento recoge prácticas como la de colgar a los prisioneros por las muñecas, golpearles las plantas de los pies, propinarles descargas eléctricas, lastimarles los genitales y arrancarles las uñas, entre otros métodos represivos.
Elaborado por la Misión de la Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA), el informe ha sido elaborado sobre la base de entrevistas realizadas a 379 detenidos entre octubre de 2010 y agosto de 2011.
La ONU destaca la necesidad de atajar este tipo de prácticas en esas instalaciones y llevar a los tribunales a quienes las ejercen.
Al mismo tiempo el documento aclara que los tratamientos crueles no son el resultado de una política gubernamental y destacó la cooperación de los ministerios de seguridad afganos en la elaboración del informe.
Staffan de Mistura, director de la Misión y representante especial de la ONU para Afganistán, considera que la colaboración del gobierno demuestra que la reforma es posible y deseable, y subraya el compromiso asumido por las autoridades de remediar este tipo de situaciones.
Los llamamientos para que se imponga el imperio de la ley en el país asiático se hacen más frecuentes desde que se tomó la decisión de traspasar todas las competencias de seguridad al Gobierno de Afganistán para finales de 2014, cuando todas las tropas extranjeras deben retirarse del país.