Colombia y Estados Unidos firmaron un polémico acuerdo que autoriza a soldados estadounidenses el operar desde siete bases colombianas.
El convenio, discutido durante tres meses, ha generado críticas y tensiones con varios países sudamericanos. La idea de la presencia de los militares estadounidenses en Colombia irritó al líder Venezolano Hugo Chávez. Él sospecha que el acuerdo “es ofensivo contra el Gobierno de Venezuela”.
Los firmantes responden a tal crítica afirmando que el único objetivo de la presencia militar estadounidense en Colombia es “la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo” en el país.
El documento permitirá la presencia de hasta 800 militares de Estados Unidos, además de contratistas civiles, que podrán utilizar siete bases aéreas y navales colombianas para desarrollar operaciones contra el narcotráfico. Antes, tal tipo de operaciones se realizaba desde la base militar de Manta en Ecuador.
El embajador de Estados Unidos en Colombia y quien firmó el tratado, William Brownfield, dijo que antes de entrar en vigencia el documento tenga que ser aprobado por los comités de asuntos internacionales del Congreso de EE. UU.
“El panorama político hoy es diferente y no será tan fácil la aprobación en Washington como se están imaginando en el Gobierno colombiano”, declaró a la BBC la analista internacional Sandra Borda. Los motivos de los posibles obstáculos consisten en el hecho de que el convenio se comenzó a negociar en la administración de Bush y ahora los demócratas dominan el Congreso estadounidense.
El acuerdo no será sometido a la aprobación del Congreso de Colombia. Según la oposición colombiana, este paso del presidente Álvaro Uribe causará daño a su reputación como político. “Esa es una ofensa que el presidente Uribe le hace al Congreso”, dijo Cecilia López, senadora del Partido Liberal. Le preocupa que los militares estadounidenses tengan “inmunidad diplomática” en caso de cometer delitos en territorio colombiano.