"Basta de matar". Este era el lema de los indignados del movimiento 'Occupy Washington DC' que interrumpieron el discurso del ministro de defensa estadounidense, Leon Panetta, ante los miembros del Comité de las Fuerzas Armadas del Congreso.
Mientras los manifestantes exigían "educación y no guerra" –reivindicación que lucían en sus pancartas– el ministro insistía en lo desproporcionado del plan de la reducción del gasto militar que, entre otras cosas, obligaría al país a reducir su presencia militar en el mundo.
"La reducción del gasto militar en 450.000 millones de dólares en los próximos 10 años nos llevará al borde del abismo", anunció ante los legisladores. "El recorte del presupuesto del Pentágono destruirá nuestro ejército", agregó tras señalar que no busca asustar a nadie con sus declaraciones, sino que expone la situación real.
Para Panetta la falta de financiación impedirá al Pentágono desplazar el contingente militar estadounidense en todas las regiones críticas del mundo. Hasta el momento a EE. UU. corresponde un 43% del gasto militar mundial, según el Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz (SIPRI, según sus siglas en inglés).
Pese a estas cifras, Panetta considera que, en lugar de ser privadas del financiamiento, las Fuerzas Armadas necesitarían ser modernizadas, ante “toda una serie de amenazas globales, como la proliferación del armamento nuclear y el creciente número de los ciberataques”.
En 2010 los gastos militares de EE. UU. alcanzaron los 693.000 millones de dólares, cerca de la mitad de todos las inversiones militares del mundo. El recorte del presupuesto militar de EE. UU., impulsado por el gobierno del presidente Barack Obama para reducir la enorme deuda estatal, supondrá un ahorro mínimo de 450.000 millones de dólares en 10 años.