Las galerías subterráneas de la Catedral del Manto de la Virgen, más conocida como Catedral de San Basilio, han sido abiertas al público esta semana tras haber sido sometidas a una restauración.
Durante más de una década, el más emblemático y turístico templo de Moscú, se ha visto sometido a trabajos de restauración que le han devuelto el aspecto original que presentaba a mediados del siglo XVI, cuando fue construido.
Coincidiendo con el 450 aniversario de la consagración del templo, que tuvo lugar el 14 de octubre de 1561, la catedral albergará una exposición dedicada a la historia de su construcción, así como a la historia de la conquista del Kanato tártaro de Kazán, por las tropas de zar ruso Iván el IV, más conocido como Iván el Terrible. Este temible y devoto gobernante ruso ordenó conmemorar esta victoria (en octubre del 1552) con la construcción de la impresionante catedral en la Plaza Roja. Fue terminada en 1561.
Todos los mitos relacionados con esta Catedral son muy conocidos y dan lugar a un sinnúmero de historias. Por ejemplo, la leyenda sobre los sótanos de la Catedral dice que allí fue ocultada la famosa biblioteca de Iván el Terrible, heredada por su abuela y procedente de los emperadores de Constantinopla.
Hasta los nombres de los arquitectos son tema de discusión entre historiadores, ya que sólo en una ocasión se mencionan en las crónicas antiguas como Barma y Postnik. Algunos investigadores presuponen que son dos nombres de una misma persona. Otra versión apunta al posible origen italiano del constructor, ya que los cimientos se asemejan mucho al de las catedrales de Milán.
Muchas historias rodean el nombre del Reverendo Basilio, que dio nombre a la catedral y que fue enterrado debajo de ella. El santo ortodoxo siempre andaba desnudo para calmar sus pasiones y mortificar su cuerpo. Invitado en una ocasión por el zar Iván, arrojó tres veces la bebida que le trajeron por la ventana, logrando enfurecer al gobernante. Entonces Basilio explicó que estaba apagando el enorme incendio en la ciudad de Nóvgorod: Iván no le creyó y envió su mensajero a la ciudad, que a su regreso explicó que, efectivamente, esta ciudad sufrió un gran incendio.
En el entierro de Basilio participó el propio Iván.