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Al Rastán: una ciudad siria que despierta de la pesadilla

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En apariencia Al Rastán, situada en el corazón de Siria, casi no se diferencia de cualquier ciudad provincial del país: las escuelas y tiendas vuelven a funcionar y la infraestructura se recupera. Pero los edificios quemados y saqueados, las marcas de las balas en las paredes y la bandera siria e
Al Rastán: una ciudad siria que despierta de la pesadilla

En apariencia Al Rastán, situada en el corazón de Siria, casi no se diferencia de cualquier ciudad provincial del país: las escuelas y tiendas vuelven a funcionar y la infraestructura se recupera. Pero los edificios quemados y saqueados, las marcas de las balas en las paredes y la bandera siria en jirones que ondea en la plaza principal recuerdan a sus ciudadanos los amargos días que vivieron.

El bastión opositor recuperado

Al Rastán se ha convertido en las últimas semanas en uno de los principales bastiones de la oposición. Esta urbe de unos 40.000 habitantes era el escenario de manifestaciones diarias y recientemente, de los combates contra el régimen del presidente  Al-Assad. Sin embargo, en un operativo militar de cinco días, el control de la ciudad fue recuperado por las fuerzas de Assad.

"Cuando los grupos armados comenzaron a poner en peligro las infraestructura pública de la ciudad decidimos empezar nuestras acciones militares. Ahora la situación está tranquila, la ciudad ha recuperado su normalidad en un 80%”, dijo el gobernador de la provincia de Homs, Hasan Abdel Al. Mientras tanto esta zona, a momentos parece un pueblo fantasma o una entrada al infierno, pues dependiendo del lugar todo está calcinado.

Al entrar en ella los controles militares son el preámbulo de una escenografía de agujeros y marcas de la reciente violencia que dejó decenas de muertos entre civiles y militares.

“Escuchábamos ráfagas de disparos. La gente decía que los grupos armados estaban luchando contra los militares. Nosotros estábamos muy asustados. Mis hermanos pequeños no dejaban de llorar”, cuenra el pequeño Iyad Dalati.

Los niños como Iyad, que junto a sus once hermanos han quedado atrapados en el fuego cruzado a lo largo de varios días, ahora apenas pueden pasear por la calle tranquilos.

“El gobierno quiere dar a entender que se mantiene firme”

Organizaciones de derechos humanos denunciaban que al menos un 5% de la población había sido detenida por los servicios secretos.

“Estas son algunas armas que el ejército ha incautado a quienes califica de grupos terroristas. Es un discurso que no ha cambiado ni una sola palabra durante los 7 meses de protestas aquí.” Según el ejército, todo este arsenal decomisado, desde lanzagranadas hasta ametralladoras procede de El Líbano, Irak y Turquía.

Para algunos analistas, el gobierno no ha reconocido públicamente a los desertores entre sus filas porque, entre otros motivos, quiere dar a entender que se mantiene firme.

“Creo que esto es una estrategia del gobierno para no debilitar la moral del ejército y de las fuerzas de seguridad. Si hablan de deserciones puede ser un signo que provoque más deserciones aún”, considera el analista político Hussein Amach.

Entretanto, la calma vuelve a Al Rastán, al menos por momentos. Los más pequeños como Iyad regresaron esta semana a la escuela. Y a pesar de toda la violencia que no parece dar tregua al país, muchos de ellos seguirán sin perder la sonrisa en su rostro.

El corresponsal de RT Francisco Guaita se encuentra en Siria. Sigan la información más actual de este país en el noticiero de RT, la página web actualidad.rt.com y conozcan sus impresiones en nuestra cuenta de Twitter.

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