El grupo criminal de Los Zetas ha tomado bajo su control una de las zonas donde se registra el mayor movimiento de droga en EE. UU., un lucrativo corredor que se extiende desde la frontera con México hasta Houston (Texas), e incluso ha comenzado a reclutar a los jóvenes estadounidenses en sus filas.
De las 461 células de narcotraficantes que han sido detectadas en la región, la aplastante mayoría son de origen mexicano, según revela un estudio realizado por el Centro de Soporte de Inteligencia de Houston y el FBI.
Los Zetas logran trasladar cargamentos de drogas a diferentes puntos del país y además trafican por este mismo corredor con dinero y armas. Gracias a sus alianzas con bandas locales, el poder de las organizaciones criminales mexicanas va arraigándose cada vez más en las comunidades estadounidenses.
Jóvenes estadounidenses en sus garras
Con el fin de extender sus operaciones, los Zetas han empezado a reclutar en sus filas a menores de edad y a jóvenes de Texas, para involucrarlos en el narcotráfico y el lavado de dinero.
Según el Departamento de Seguridad Pública, en la franja fronteriza de Texas se ha registrado el 19,2% de las detenciones juveniles vinculadas con drogas en todo el estado y el 21,8% de los casos relacionados con el pandillerismo.
Los Zetas iniciaron esta práctica ya hace unos años, conscientes de que los menores de 14 años tienen inmunidad constitucional y no responden penalmente por sus actos delictivos.
Los niños y niñas mexicanas que cooperan con los grupos criminales para poder aspirar a un nivel de vida que no obtendrían por la vía legal son ya unos 30.000, según datos revelados por la Red por los Derechos de la Infancia. Se les atribuyen unos 22 tipos de delitos: desde tráfico de droga hasta secuestros de personas, pasando por trata de seres humanos, extorsiones, contrabando y corrupción.
Policías, al servicio de Los Zetas
Además de reclutar a los jóvenes, el grupo criminal ha penetrado en las estructuras policiales de México, Guatemala y otras zonas que están bajo su dominio. Equipados y financiados por los Zetas, los uniformados se encargaban no sólo de protegerlos, sino también levantar y ejecutar a los rivales del cártel del Golfo.
Según las autoridades, el grupo criminal ofrece a los policías, cuyos salarios son muy bajos, hasta 5.000 dólares mensuales por su cooperación.
Tan sólo a principios de este mes en el estado mexicano de Nuevo León (norte), donde en los últimos años se han registrado altos niveles de violencia, han sido detenidos al menos 172 policías por sus presuntos nexos con el narcotráfico y el crimen organizado.