Los líderes de los serbios en Kosovo se han negado este miércoles a cumplir la demanda de las fuerzas de la OTAN en la zona (KFOR) de retirar las barricadas en el norte de esta provincia serbia. Sin embargo, acordaron desbloquear parcialmente los caminos para que los policías y aduaneros kosovares abandonen la frontera de la autoproclamada república.
Este miércoles 19 de octubre expira el ultimátum impuesto por la OTAN para que los serbios retiren las barricadas que levantaron en Kosovo. El plazo vencía la víspera, pero se prolongó un día más.
Las fuerzas de la KFOR prometieron eliminarlas, en caso de que los propios serbios no lo hicieran. Sin embargo, los habitantes locales se niegan a desmantelarlas mientras los albaneses vivan en sus tierras.
La tensión en el país se disparó en septiembre de 2011, cuando los funcionarios de la región de Kosovo decidieron tomar bajo su gestión dos puestos de control en la frontera administrativa entre Kosovo y el resto de Serbia.
Los serbios, que son la mayoría dominante en el norte de Kosovo, como respuesta, bloquearon el acceso al lugar en el que se habían producido enfrentamientos entre los serbios y agentes kosovares durante la toma de los puestos de control.
El origen del conflicto
Este conflicto étnico tiene su origen ya en el siglo XIX. Durante la Segunda Guerra Mundial la población albanesa se asentó en Kosovo de forma definitiva. Pero durante el gobierno del ex presidente Slobodan Milosevic la empezaron a desplazar, lo que desató una contienda que afectó a una generación entera.
Después de los bombardeos masivos de la OTAN a finales de 1990, la ONU asumió la responsabilidad sobre el territorio. En 2008 Kosovo autoproclamó su independencia de Belgrado, lo que fue fuertemente rechazado por Serbia, así como por Rusia y China.