El presidente de EE. UU., Barack Obama, ha anunciado la retirada total de las tropas estadounidenses de Irak antes del fin de este año. La declaración se produce después de que no se haya logrado concertar con Bagdad la permanencia en el país asiático de varios miles de militares después del término de un repliegue formal.
Obama mantuvo el viernes una reunión con el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, y éste autorizó a Washington la presencia en territorio iraquí de tan solo 150 soldados y oficiales. Este número será suficiente para vigilar la embajada y asegurar la integridad física de los diplomáticos y otros empleados estadounidenses, así como de sus familias, opinó el político árabe.
Actualmente, cerca de 40.000 soldados estadounidenses se encuentran en Irak. Obama advirtió que todos ellos volverán a casa durante los próximos dos meses. Afirmó además que los militares “salen de Irak con la cabeza alta”.
El acuerdo del repliegue de las tropas estadounidenses del país invadido hace ocho años y medio se pactó en diciembre del 2008, cuando en territorio iraquí se encontraban unos 165.000 soldados norteamericanos. El documento estipulaba el fin del proceso el próximo 31 de diciembre. Sin embargo, varios jefes militares y muchos expertos independientes pusieron en duda el cumplimiento a tiempo de ese compromiso.
Así, en verano pasado se ventilaba una iniciativa de dejar en Irak a 10.000 militares que entrenarían a los soldados iraquíes y les ayudarían en sus misiones. En aquel entonces la Casa Blanca manifestó que estaba esperando a que Bagdad le hiciera la petición pertinente. En vez de eso, el Gobierno de Irak fomentó la retirada lo más pronto posible.
A raíz de esta cuestión, el politólogo Lajos Szaszdi, destaca que la guerra de Irak no era nada popular en EE. UU. Por eso la actitud del gobierno de al-Maliki, respecto a la permanencia de los soldados norteamericanos, ofrece una gran ventaja para Obama. En vista de las próximas elecciones, hay que “ver si gana votos por esta medida”, advierte el experto.