Tras dos meses de protestas, el presidente boliviano Evo Morales llegó a un acuerdo con los indígenas que se oponían a la construcción de una polémica autopista en una reserva nacional ubicada en su territorio: canceló la obra y declaró la zona Patrimonio intangible.
La carretera de 177 kilómetros buscaba unir la parte boliviana andina con la amazónica y conectar al país con Brasil, país que financiaría la obra mayoritariamente. El proyecto de 306 kilómetros de largo, con una inversión de 430 millones de dólares era considerado una prioridad nacional para el gobierno boliviano.
Sin embargo, para concretarlo había que talar un gran número de bosques ubicados en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), una enorme reserva ecológica donde viven unos 50.000 indígenas.
La carretera provocó la indignación de los nativos del Tipnis, quienes acusaron a las autoridades de promover la infraestructura para favorecer a los cultivadores de coca de la región vecina. Los opositores aseguraron que el proyecto acabaría con su tradicional sostén de vida: la pesca, la caza y la agricultura de autoconsumo y en protesta iniciaron en agosto pasado una marcha multitudinaria de 66 días de la Amazonia a La Paz, la capital boliviana, donde fueron respaldados por los capitalinos.
Tras el acalorado debate público, el presidente Evo Morales inició negociaciones con los indígenas, mismas que concluyeron este martes con el decreto prеsidencial de una norma que prohíbe cualquier construcción en la reserva natural del Tipnis (Bolivia central). La Asamblea Legislativa boliviana le dió el visto bueno poniendo fin a la disputa y dejando como "intocable" la zona al declararla Patrimonio Intangible Nacional.
En una improvisada rueda de prensa en el Palacio de Gobierno, Morales enfatizó que seguirá trabajando "en forma transparente, de cara al pueblo y con sinceridad". Dijo que "jamás tiene propuestas bajo la manga" y defendió que si antes había apoyado la edificiación de la carretera entre Villa Tunari (Cochabamba) y San Ignacio de Moxos (Beni) "no era por interés personal, sino para promover la integración vial y el desarrollo del país".
Por su parte el ministro boliviano de Comunicación, Iván Canelas describió que el diálogo entre el Ejecutivo y los representantes de los indígenas del TIPNIS fue "muy cordial, amplio y el debate enriquecedor".
Tanto los indígenas como el funcionario destacaron previamente la "disposición del mandatario, que presidió las reuniones personalmente y participó activamente durante los tres días de debates". Canelas incluso ventiló que ahora el gobierno analiza la forma de apoyar a los indígenas para que retornen a sus lugares de origen.