El último protectorado de la Península Balcánica busca determinar su futuro político
El arreglo de las discrepancias sobre las reformas constitucionales en Bosnia, junto con las cuestiones económicas de la región, han sido temas clave en la reunión sostenida hoy en Sarajevo (capital de Bosnia-Herzegovina) entre el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, y las autoridades bosnias.
Hasta el momento no se ha conseguido reformar el estatus político del país, único protectorado de Europa. El problema principal, según los expertos políticos, radica en la múltiple interpretación que hacen los políticos locales sobre la formación constitucional de Bosnia-Herzegovina, por una parte, y por lo estipulado en los Acuerdos de Dayton. La parte serbia aspira a cancelar la institución del Alto Representante internacional para Bosnia-Herzegovina —que prácticamente cuenta con poderes absolutos— y a mantener las ventajas para la República Srpska (una de las dos entidades políticas que forman la República de Bosnia y Herzegovina) garantizadas en los Acuerdos de Dayton.
Los musulmanes de Bosnia se manifiestan a favor de formar una autoridad que dé más plenipotencias a Sarajevo. Los croatas que forman parte de la población de la región, y conviven con los musulmanes en el marco de la formación federativa del país, a su vez, quieren recibir derechos adicionales con más autonomía.
Al mismo tiempo, muchos politólogos consideran que la falta de un enfoque estructurado de la política interna y externa del país imposibilita la integración de Bosnia-Herzegovina en las estructuras euroatlánticas.
Rusia mantiene la postura de atenerse a los Acuerdos de Dayton, pero en el caso de que surja alguna necesidad de modificar lo acordado es imprescindible que las nacionalidades predominantes del país lleguen a un acuerdo mutuo, según han señalado fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia a la agencia informativa TASS. También recalcan que Rusia insiste en la importancia de otorgar la responsabilidad de la determinación política del país a los mismos pueblos de Serbia, cancelando la institución del Alto Representante internacional. En esta cuestión la postura rusa coincide con la de los serbios.
El ministro de relaciones exteriores, Serguéi Lavrov, dijo que "La entrada de Bosnia-Herzegovina en el Consejo de Seguridad de la ONU plantea la necesidad de que los mismos bosnios se encarguen del destino de su país sin que les vigilen desde fuera. En este sentido Rusia, en calidad de miembro activo de los acuerdos para la paz, está a favor de convertir la institución del Alto Representante en una misión del representante especial de la Unión Europea”.
Rusia es uno de los garantes de los Acuerdos de Dayton que pusieron fin a la Guerra Croata de Independencia, que se extendió durante cuatro años, desde 1991 a 1995.