La responsabilidad por la muerte violenta de Gaddafi no debe recaer sobre todos los revolucionarios, sino sobre personas concretas que violaron el código de tratamiento de reclusos. Así lo ha declarado el Consejo Nacional de Transición de Libia (CNT).
Mientras tanto, a los medios de EE. UU. parece no interesarles tanto esta cuestión, como el lucro que obtendrá su país en Libia. “Venimos, vimos y murió”. Eso fue lo primero que exclamó (parafraseando el "Vine, Vi y Venci" de Julio César) la Secretaria de Estado norteamericano, Hillary Clinton, tras conocer la noticia de la muerte del coronel Gaddafi, que recibió feliz y a carcajadas. Esta muestra de alegría, captada en los momentos previos a una entrevista, fue recibida con júbilo por los medios norteamericanos. Washington quiere mostrar que lo que pasó en Libia es una gran lección para los demás.
Ahora muchos ciudadanos libios podrán argumentar por qué deseaban la muerte de Muammar Gaddafi, olvidando lo que hizo el coronel para el bienestar de la sociedad. Pero según las principales cadenas norteamericanas éste hombre no representaba ni más ni menos que el mal supremo.
“Los medios norteamericanos tienen el hábito de crear personalidades malvadas como si de dibujos animados se tratara para justificar las travesuras de EE. UU. Es el guión común de tío malo, tío bueno”, asegura Sara Flounders, miembro del partido 'Mundo Obrero'.
Durante varios días los medios de comunicación estadounidenses saborearon las imágenes del sangriento asesinato de Gaddafi y se rieron de las similitudes entre su captura en una zanja y la de Saddam Hussein, que fue encontrado en la cueva de una casa rural.
Parece que estos aplausos por la muerte del coronel pretenden borrar el mal sabor de boca dejado por la operación de la OTAN. Quizá porque el objetivo principal de esta campaña televisiva es que los espectadores norteamericanos se olviden de los civiles libios asesinados durante los bombardeos de la Alianza, del país medio destruido y de las muchas vidas rotas que dejaron los ataques.