La posible instalación de una carcel secreta de la CIA en el territorio de Lituania pone al país báltico en una situación comprometedora ante la comunidad internacional. Ruben Guillemí ha investigado el caso de las prisiones clandestinas.
La intención de los Estados Unidos de poner fin al terrorismo tras el 11 de septiembre fue muy decisiva. Y además bien apoyada por otros países.
Según los periodistas de la cadena de television ABC, los soldados norteamericanos secuestraban a los supuestos terroristas, les trasladaban en aviones hasta Lituania. Ya en Lituania, desde el aereopuerto militar les llevaban hasta un sitio secreto donde les interrogaban "a su manera”.
Esta versión la hicieron basándose en los datos del cuaderno que se lleva a bordo de los años 2004 - 2005. Si la acusación no es desmentida, Lituania podría ser cómplice de los Estados Unidos en su guerra contra el terrorismo.
Alguirdas Paletskis, líder de la oposición, dijo que “El tener amistad con los Estados Unidos tiene un precio demasiado alto. Si estos rumores son verdad, la imagen de Lituania resultará terriblemente dañada”.
La noticia de que en el territorio lituano posiblemente se encontraba la carcel, donde encarcelaban a la gente sin juicio previo y la torturaban, estremeció a todo el país. En las llamadas “zonas negras” la CIA podía haber utilizado métodos de interrogación prohibidas e inhumanos. Las autoridades lituanas afirman que no sabían nada de estas prisiones secretas.
“Ni siquiera sabemos si algunos sospechosos fueron transportados a Lituania. Peor aún de la existencia de dicha prisión”, asegura Ardidas Anashauskas, miembro del comité de seguridad nacional y defensa.
La prueba principal del caso son los vuelos de la CIA realizadas entre Afganistan y Lituania, que no les parecen convincentes al gobierno del país báltico. Sin embargo, el ex agente de inteligencia lituana recientemente publicó un video en Internet que puede dar un nuevo enfoque a las investigaciones. En la grabación se dice que las autoridades lituanas, al menos habrían estudiado la posibilidad de colocar una cárcel secreta en su territorio.
Domas Grigalyunas, ex agente de los servicios de inteligencia argumenta, “Era uno de los especialistas y me preguntaron, sobre un lugar donde se pueda reunir a los reclusos de forma secreta. Creo que podría haber sido una prisión para los miembros de Al Qaeda”.
Hace poco la presidenta de Lituania Dalia Gribauskaite reconoció que tenía algunas sospechas en cuanto a la existencia de la “zona negra”. Sea como fuere, lo único que está claro es que el caso de los vuelos de la CIA debe ser investigado a fondo. A expensas del resultado de estos informes, el futuro de Lituania ante la comunidad internacional pende de un hilo.