El proceso del empresario ruso Víktor But acusado por EE. UU. de tráfico de armas y declarado culpable por los miembros del jurado, fue parcial, según opinan algunos expertos.
“Hay un gran interés político por parte de EE. UU. de una forma u otra, en arrestar, encarcelar y procesar a Víktor But”, sostiene el analista político Adrián Salbuchi. Según el experto, en EE. UU. “la línea que divide lo legal de lo ilegal, lo legítimo de lo ilegítimo, es muy imprecisa y muy compleja”.
Salbuchi dice que But fue procesado, entre otras cosas, por el supuesto suministro de armas a las FARC. No obstante, el analista recuerda el caso del jefe de la bolsa de Nueva York Richard Grasso, quien en junio de 1999 se reunió con Manuel Marulanda, cofundador de esta organización armada colombiana, para ofrecerle colaboración financiera. Estas inversiones de las FARC en Wall Street “no estaban destinadas a la construcción de una ópera”, opina el experto, sino a "promover la lucha armada". Actualmente Víktor But está encarcelado y procesado, mientras que Grasso sigue en libertad.
Asimismo Salbuchi sostiene que “hay un gran miedo de que But hable y empiece a explicar cuál fue la verdad y el trasfondo de su relación, por ejemplo, con la familia de Bin Laden, con todo el narcotráfico que sale de Afganistán que beneficia, nada más y nada menos, que a muchas estructuras dentro de EE. UU.”. Según el analista, la campaña mediática contra el ex empresario ruso lanzada en EE. UU., es una de las consecuencias de este miedo, y es un instrumento que influyó en la decisión del jurado. Desde el principio los medios norteamericanos tachaban a But de culpable y hasta llegaron a apodarlo 'El mercader de la muerte”.
A su vez, otro experto, el periodista Daniel Estulin, hace hincapié en la falta de pruebas de la culpabilidad de But, ignorada por el jurado. Así, por ejemplo, no se tienen las armas que But supuestamente vendía. Estulin está seguro que But será sentenciado a cadena perpetua y señala que el dictamen del jurado “es completamente injusto”.