El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, ha superado el voto de confianza del Parlamento griego. De este modo, el mandatario tendrá la posibilidad de formar, a partir de este sábado, un gobierno de coalición con el objetivo de salir de la actual crisis económica y política.
153 diputados del total de 300 votaron a favor. Sin embargo, durante los tensos debates en el Parlamento unicameral los representantes de la oposición se negaron a formar un Gobierno de coalición y declararon que la única solución sería la formación de un Gobierno de transición hasta la convocatoria de elecciones generales.
Papandreu, que se encuentra bajo una fuerte presión de la oposición conservadora para que dimita y convoque elecciones, dijo, por su parte, que unos comicios en estos momentos serían “catastróficos” para el país.
Según señaló el primer ministro en su discurso parlamentario, ampliar el gobierno es “la última posibilidad” para conseguir el próximo tramo de la ayuda internacional de 8.000 millones de euros. “No me importa si soy reelegido. Ha llegado el momento para un nuevo esfuerzo, con buena voluntad”, declaró.
Los principales desafíos del nuevo Gobierno
Según informó el ministro de Finanzas de Grecia, Evangelos Venizelos, el Gobierno de coalición propuesto por Papandreu gobernaría el país solo hasta finales de febrero del próximo año. “El Gobierno de coalición que se forme debe recuperar la credibilidad internacional del país y asegurar el rápido desembolso de 30.000 millones de euros para la recapitalización de los bancos griegos”, dijo.
Venizelos informó también que la composición de esta administración está abierta a discusión. El nuevo gabinete deberá aprobar el presupuesto para el año que viene y el programa a medio plazo de estabilización financiera hasta el año 2015, así como culminar las conversaciones sobre la participación del sector privado en el recorte de la deuda griega.
El pasado lunes Papandreu sorprendió negativamente a sus socios europeos convocando un referendo sobre el paquete de rescate aprobado el 26 de octubre en Bruselas, que finalmente fue retirado el jueves bajo la fuerte presión interna y externa. Según este acuerdo, Grecia recibiría una ayuda de 130.000 millones de euros a cambio de nuevas medidas de austeridad.