El nuevo informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sobre el polémico programa nuclear iraní se publicará el próximo martes. La expectación es máxima ante una reciente amenaza israelí sobre una posible intervención militar contra Irán, en caso de sentirse amenazado.
Varias fuentes diplomáticas occidentales señalan que el OIEA publicará informaciones que apoyarán las sospechas de Occidente respecto al carácter militar del programa nuclear iraní, pese a los continuos desmentidos de Teherán, que asegura que sus objetivos son puramente civiles. Además, el OIEA criticará “la ausencia de cooperación” por parte de las autoridades iraníes y el “incumplimiento de sus obligaciones” como miembro de la agencia.
Según señala Financial Times, el OIEA anunciará en su informe que obtuvo unas imágenes por satélite del complejo militar de Parchin, cerca de Teherán, y otras evidencias que muestran que esta instalación se destinó a pruebas de explosiones nucleares. La OIEA también presentará pruebas de que desde 2004 Irán hizo proyecciones digitales para construir una base de enriquecimiento de uranio.
Desde hace varios años, los inspectores del OIEA tratan de esclarecer la veracidad de las supuestas motivaciones militares del programa nuclear de Irán. El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Ali Akbar Salehi, ya ha rechazado por adelantado el informe del organismo que está, según él, “cada vez más politizado” y “bajo la creciente influencia de Estados Unidos”. Además, declaró que las “supuestas revelaciones” del documento se basan en hechos “falsos”.
El informe de la agencia nuclear de Naciones Unidas es crucial en una situación de creciente tensión en Oriente Próximo, donde Israel ya amenaza con lanzar un ataque contra Irán. El presidente israelí, Shimon Peres, recientemente definió al país persa como “el mayor peligro tanto para Israel como para todo el mundo”. Peres incluso declaró que “la posibilidad de un ataque militar contra Irán parece más cercana que la vía diplomática”.
Varios países occidentales ya mostraron su preocupación por la creciente tensión entre los dos estados. Así, el jefe de la diplomacia francesa, Alain Juppé, advirtió que un ataque israelí “podría crear una situación totalmente desestabilizadora para la región”.