En los últimos años se viene registrando en Rusia una tendencia de crecimiento de la adopción nacional, mientras se reducen considerablemente las adopciones de niños por parte de familias extranjeras. Actualmente, cerca de 70% de los huérfanos que encuentran nuevas familias son adoptados por rusos. Hace una década la proporción de las adopciones por rusos y por extranjeros eran casi equiparables.
Los estadounidenses se encuentran entre los extranjeros que más adoptan niños rusos. Sin embargo, muchos niños adoptados por ciudadanos de este país, en vez de recibir cariño paternal por parte de sus padres adoptivos se topan con maltratos, torturas e incluso la muerte. Desde los años noventa, de los 18 niños rusos adoptados en el extranjero que fueron asesinados, 17 de ellos hallaron la muerte en Estados Unidos.
La muerte de Vania Skorobogátov en 2009, un niño ruso adoptado por una pareja estadounidense, conmovió el mundo. Otro escándalo infantil estalló a principios de este año, cuando en un espectáculo televisivo Jessica Bigley compartió con la audiencia los métodos de 'buena educación' que utilizaba con su hijo ruso: tragar a la fuerza salsa tabasco y ducharle con agua helada. Son sólo algunos ejemplos del maltrato de niños rusos por parte de norteamericanos que han sido revelados al público.
Tras una serie de incidentes, Rusia y EE. UU. firmaron un acuerdo sobre la adopción de niños rusos a mediados de julio de este año. Se espera que este acuerdo aporte más regulación y control al proceso de adopción de niños rusos por padres norteamericanos.
Existen buenos precedentes en este campo. España figura entre los países donde los niños rusos encuentran padres de verdad. Desde mediados de los años noventa cada vez más y más familias españolas se animan a adoptar huérfanos rusos. Sólo en los últimos cinco años más de 5.000 huérfanos rusos han sido adoptados por españoles.
Sin embargo, Rusia hace todo lo posible para fomentar la adopción dentro de sus fronteras. "Creo que debemos plantearnos reducir drásticamente las adopciones [de nuestros niños] en el extranjero. Nuestros niños deben vivir en nuestro país y ser adoptados por familias rusas", señala Pavel Astájov, representante del presidente ruso para los Derechos del Niño.
El número de adopciones extranjeras en los últimos cuatro años ha disminuido en casi la mitad. Así, en 2006 se registraron más de 6.000 adopciones de niños rusos por extranjeros, mientras en 2010 su número cayó hasta los 3.000 casos.
Familias sustitutas, una experiencia positiva en la sociedad rusa
Últimamente en Rusia se ha extendido la práctica de las así llamadas 'familias sustitutas'. Se trata de familias que tienen sus propios hijos pero que están dispuestas a albergar a huérfanos durante un tiempo. Así, los menores que carecen de cariño paternal pueden adquirirlo en el seno de una familia. Esta práctica, está extendida por todo el país, permite a gran número de niños sentir el calor de una familia verdadera.
La creación de asociaciones especiales en varias partes de Rusia ayuda a la sociedad a entender mejor cómo albergar a niños huérfanos. Estos centros, donde los psicólogos y pediatras trabajan con los padres y con los niños abandonados, no sólo existen en Moscú, sino en numerosas ciudades de todo el país.
¡Tú eres mi mami!
Cuando los dos hijos de Galina y Sviatoslav crecieron y abandonaron su hogar, a la pareja se les pasó por la cabeza la idea de adoptar un niño huérfano. Tras varias discusiones y algunas dudas, decidieron convertirse en padres adoptivos y así dar su amor y cariño a un niño que lo necesitaba.
"Mi marido y yo no teníamos miedo, pues habíamos tomado la firme decisión de adoptar a un niño. Sin embargo, unos meses antes de la adopción visitamos una organización especial para padres adoptivos. Allí los psicólogos nos dieron consejos útiles y nos ayudaban a acostumbrarnos a esta nueva vida", confiesa Galina.
Pronto en un orfanato conocieron a Marina, una niña que por aquel entonces tenía cuatro años y medio. "Al verla nos enamoramos de Marisha [así la llaman cariosamente]", confiesan los padres de la chica, que ahora tiene 10 años.
Al principio la menor era muy tímida y cerrada, ya que antes de llegar al orfanato conoció la crueldad de primera mano en su propia familia hasta que, finalmente, fue abandonada. En su nueva familia, donde la quieren y cuidan, Marina se muestra más abierta y alegre.
"Recuerdo como uno de los momentos más felices de mi vida un día que estábamos en un supermercado de compras y Marisha tomó mi mano y me llamó 'mamá'. Me sentí muy avergonzada y la niña repitió: '¡Tú eres mi mami!', relata Galina.
La familia vive feliz y no descarta la posibilidad de hacer feliz a otro niño más. "Estamos planeando adoptar a un niño más. Parece que la idea le gusta mucho a nuestra hija", dice Sviatoslav. "Quisiera dar un consejo: si desean llevarse a un niño de un orfanato no lo duden. ¡Nunca se arrepentirán!", añade este padre feliz.