Silvio Berlusconi, "el último mohicano" de la política
La noche del sábado dimitió Silvio Berlusconi. Berlusconi fue algo más que un premier: encarnó una época en la vida social y política italiana. Más aún, fue la personificación del italiano, de un italiano hecho y derecho, de un italiano como se imaginan en todo el mundo que son los hombres de ese país: arrogantes, histriónicos y seductores.
Todavía lleno de energía, pero con más arrugas y menos arrogancia, el 'matusalén' de la política europea y uno de sus protagonistas más inolvidables, ha prometido no volver a presentarse a unas elecciones, pero no ha precisado aún a qué se dedicará tras abandonar la presidencia del gobierno.
El líder del gobernante Partido de Libertad, que el pasado mes de septiembre cumplió 75 años, decidió irse cuando el pasado martes perdió la mayoría absoluta en una votación en la Cámara de Diputados.
Multifacético y reincidente en política
Empresario con estrella, Berlusconi gobernó por primera vez querida Italia en 1994 al frente del partido derechista Forza Italia, fundado por él mismo, tras ganar las elecciones de aquel año integrado en una coalición de centro derecha. Sin embargo, un año después, en 1995, se vio obligado a dimitir.
Sólo en 2001 pudo recuperar la presidencia del gobierno, que mantuvo hasta 2006, año en que triunfaron en Italia las fuerzas del centroizquierda.
Tras un corto período de permanencia en la oposición, el partido de Berlusconi (rebautizado Pueblo de Libertad) y sus aliados políticos se impusieron en las elecciones del 2008, lo que permitió recuperar por tercera vez el cetro del poder a 'Il Cavalieri'[El Caballero], como suelen apodar a Berlusconi por haber obtenido Orden del Mérito al Trabajo en 1977.
En los siguientes tres años y medio de presidencia, él y su gabinete de ministros lograron 'sobrevivir' a más de 50 mociones de confianza contra el Gobierno votadas en el Parlamento.
Un 'último mohicano' con fama de 'Casanova'
Muchos ven en la dimisión del premier italiano el fin de una época. "Es uno de los últimos mohicanos de la política". Así tildó el actual primer ministro ruso, Vladímir Putin a su amigo y homólogo italiano.
Efectivamente, al margen de sus errores o aciertos políticos o económicos, Berlusconi quedará en la memoria como un gran amante de la vida, recordado tanto por su pasión por las mujeres, como por la cantidad de procesos judiciales que acumuló.
Bien fuera como político, como magnate de la comunicación o como propietario de poderoso club de fútbol Milan (el más laureado de Europa después del Real Madrid), Berlusconi se granjeó fama de Casanova y de arrogante, muy alejado de esa aparente humildad de la que tanto hacen gala los gobernantes de nuestra época.
Según el propio Berlusconi, “es mejor ser un apasionado de las chicas guapas que ser gay”. Y no parece que esta frase fuera pura palabrería, ya por la biografía de este incansable seductor han desfilado reinas de la belleza, modelos, actrices, prostitutas, políticas, dentistas, bailarinas… Eso sí, siempre que no fueran comunistas. Berlusconi reconoció en una ocasión que siempre ha prestado atención a las preferencias políticas de las representantes del sexo débil y que nunca ha tenido relación con mujeres comunistas. Quizá es por ello que sus opositores lo tachan de "populista antidemocrático".
Sus excesos, que llegaron a poner en peligro su carrera política y su vida familiar, generaban desde odio hasta admiración en la sociedad italiana, pero nunca dejaron indiferente a nadie.
Con el chiste a flor de piel
Una frase que Berlusconi lanzó a cuento de Napoléon en una comparecencia televisada ilustra perfectamente su carácter: “Napoleón hizo más que yo, pero seguramente yo soy más alto que él”.
En otra demostración pública de su carácter extravagante, chistoso e irrevente, Berlusconi comentó la victoria de Barack Obama en la presidenciales de Estados Unidos con la siguiente salida: “Es joven, guapo y está bronceado”.