Miles de ciudadanos griegos salieron a manifestarse a las calles de Atenas contra las políticas de recorte aplicadas en el país desde el comienzo de la crisis. La de hoy es una manifestación especial: porque conmemora la revuelta universitaria contra la Dictadura de los Coroneles en 1973 y además, es la primera gran protesta a la que debe hacer frente el nuevo primer ministro del gobierno heleno Lukás Papademos, que cuenta desde el miércoles con el apoyo parlamentario.
Los 'indignados' griegos, hartos del aumento del desempleo, la falta de crédito y el estancamiento de su país con una prima de riesgo disparada, pretenden advertirle al nuevo gobernante que no seguirán aceptando las políticas de recortes que tanto Europa como el FMI les imponen para solventar la crisis.
Grecia ya se ha acostumbrado a las manifestaciones y las huelgas generales, que en numerosas ocasiones han terminado en represiones policiales. Las autoridades en esta ocasión se preparan para desplegar unos 7.000 policías en las calles de la capital para evitar posibles enfrentamientos.
El déficit va en aumento
El pasado miércoles Lukás Papademos obtuvo el voto de confianza que lo ratifica como primer ministro del gobierno interino con el voto a favor de 255 diputados y solo 38 en contra en el Parlamento griego. A pesar de que la opinión general muestra un apoyo mayoritario a la formación de este nuevo gobierno, que será el responsable de aplicar el plan de austeridad y el segundo rescate financiero europeo, el descontento de los trabajadores griegos es patente.
El déficit presupuestario del país asciende de manera espectacular y se encuentra en 20,1 millones de euros, o el 11% del PIB. Para paliar el problema, el país continúa aumentando su deuda pública. Si sigue tomando estas medidas, es posible que se le deba condonar parte de la deuda para reducir el total de dicha cantidad y las consecuencias de ello se traducirían en pérdidas para los países de la eurozona y los acreedores privados.
Las promesas de Papademos
Por su parte, el nuevo primer ministro ha prometido reducir el déficit presupuestario a un 9% del Producto Interior Bruto para finales de año y sigue buscando el apoyo de Europa y del Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras confía en poder restaurar la estabilidad financiera del país heleno.
Sin embargo, son cada vez más los expertos que aseguran que los días de Grecia en la zona euro están contados.
Procedente del mundo de la economía, el recién designado Papademos tendrá que hacer frente no solo a los problemas financieros, rescatando al país de la crisis y evitando la bancarrota, sino también deberá poner en marcha el proceso electoral y contar con el apoyo de una sociedad griega ciertamente descontenta ante esta recesión. Esa misma ciudadanía es la que con sus protestas sociales logró presionar hasta la renuncia del anterior primer ministro griego Giorgos Papandréu.