El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aprobó una nueva resolución sobre el programa nuclear de Irán, redactada con la colaboración del Sexteto. El documento insta a Irán a "seguir al pie de la letra las exigencias previstas por las correspondientes resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU".
La resolución del Sexteto (un grupo de negociadores del programa nuclear iraní integrado por Rusia, EE. UU., Reino Unido, Francia, Alemania y China), insta a Irán a abrir el acceso a las instalaciones vinculadas con su programa nuclear. Asimismo los dirigentes del regulador nuclear de la ONU llaman a Teherán a “iniciar las negociaciones [...] orientadas a restablecer la confianza internacional en el carácter exclusivamente pacífico del programa nuclear iraní”.
Anteriormente el OIEA publicó un informe sobre el programa nuclear iraní que señala que hasta 2003 Irán realizó investigaciones para crear armas nucleares y que esta actividad podría continuar hasta hoy en día.
El informe de la discordia
Este informe provocó una gran polémica y fue calificado por algunos estados como un intento de influir en la opinión pública e introducir duras sanciones contra la república islámica. Rusia lo calificó como un acto “orquestado”, al tiempo que EE. UU., el Reino Unido e Israel elevaron el tono de sus amenazas contra Teherán y hasta declararon que no descartan una intervención militar. Así, Barack Obama advirtió que la posibilidad de “la opción militar crece” y que el cambio de régimen es inevitable. Por su parte, el ministro de Exteriores británico, William Hague, señaló que "todas las opciones deben estar sobre la mesa". A su vez, el ministro de Asuntos Estratégicos de Israel, Moshe Yaalon, declaró que la opción de la operación militar es probable y que el país hebreo debe ser capaz de prevenir la aparición de armas nucleares iraníes por sus propios medios.
Rusia, que participó en la redacción de la nueva resolución del OIEA, expresó la esperanza de que Irán acepte el documento e instó a la república islámica a “colaborar estrechamente con los inspectores del regulador nuclear de la ONU y darles acceso a las instalaciones nucleares que no podían visitar antes”.
El origen del conflicto
Irán consiguió el primer reactor nuclear en 1967 de manos de EE. UU. Tras la revolución islámica de 1979, Teherán abandonó el desarrollo de la energía atómica en el país. No obstante, a mediados de los 80 volvió a las tecnologías nucleares. Occidente acusa a Irán de crear armas nucleares, “camuflándolas” como un programa atómico pacífico. Teherán rechaza todas las acusaciones y declara que necesita el programa nuclear para satisfacer la demanda interna de energía eléctrica.