Siria y la Liga Árabe: el pulso continúa
El domingo la Liga Árabe declinó las enmiendas hechas por Damasco al documento que debe reglamentar la actividad de los observadores internacionales que la organización planea enviar a Siria, según su ´hoja de ruta´.
Por su parte, las autoridades sirias consideran que el protocolo para el envío de una misión de observadores "rompe la soberanía nacional" de Siria. Asimismo, Damasco acusó a los miembros de la Liga de tener un plan para llevar la crisis interna del país al Consejo de Seguridad de la ONU. El jefe de la diplomacia siria, Walid Mualem, ofreció una rueda de prensa en la que destacó que dicho protocolo debe ser el resultado de una negociación y no “algo impuesto” que “ignora la coordinación con la parte siria".
La Liga Árabe suspendió la membresía de Siria por el supuesto incumplimiento de su plan de solución del conflicto. Sin embargo, cuando se produjo la suspensión las autoridades ya habían dejado en libertad a más de 1.000 manifestantes antigubernamentales detenidos durante los disturbios, según estaba previsto en la ´hoja de ruta´ de la Liga. Asimismo, Bashar al Assad, instó a los insurgentes a deponer las armas a cambio de una amnistía, llamamiento que fue contrarrestado por Washington que instó a los opositores a seguir luchando contra el régimen.
Bashar al Assad sostuvo en una entrevista que Siria no se doblegará ante la presión internacional y continuará combatiendo a las fuerzas opositoras. Asimismo el presidente señala que la Liga está buscando pretextos para que los países occidentales puedan intervenir en Siria y reiteró que una operación militar extranjera en el país sería un “terremoto” que sacudiría a toda la región y afectaría a todos los países de Oriente Próximo.
A su vez, Moscú coincide con Damasco en que la presión internacional busca agudizar las tensiones en Siria para justificar una posible intervención. El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, señala que las acciones de Occidente en el caso de Siria son incoherentes y pone el ejemplo de otro país de la región, Yemen, donde “la cantidad de víctimas no es menor que en Siria, pero allí nadie impone ultimátums y todos trabajan para que el plan de regulación pacífica funcione”. El ministro asegura que no llega a entender por qué “no se consigue el mismo entendimiento en torno a Siria”.
La oposición ataca
Mientras tanto, las fuerzas opositoras en Siria no detienen los ataques armados contra las autoridades. Así durante las primeras horas de la mañana del domingo la sede del partido oficialista Daas en Damasco fue atacada con un lanzagranadas. Es el primer ataque armado que se realiza en la capital del país durante los ocho meses de protestas antigubernamentales.
Los miembros de la agrupación Ejército Libre Sirio, compuesta por los militares desertores de las Fuerzas Armadas del país, podrían ser los responsables de este ataque, según diferentes fuentes. Hace dos días seguidores de este grupo armado atacaron una base aérea situada en los alrededores de Damasco. El atentado se saldó con unos 20 muertos y multitud de heridos.
El líder sirio prometió prevenir nuevos ataques de esta agrupación y señaló que la única manera de combatir a los grupos ilegales violentos es buscar a las personas armadas, perseguir a las bandas paramilitares, no permitir el tráfico ilegal de material militar desde los países vecinos, prevenir la actividad subversiva y “hacer respetar la ley el orden”.