“Padres asesinos” estadounidenses, ahora acusados por Rusia
La Fiscalía rusa presentó cargos oficiales contra la pareja estadounidense, integrada por Nanette y Michael Craver. Los acusó en rebeldía del asesinato de su hijo adoptivo de origen ruso, Vania Skorobogátov. Más precisamente, les imputaron “el homicidio de un menor de edad en estado de indefensión, por parte de un grupo de personas”.
Los respectivos documentos y solicitud del arresto ya fueron presentados a Interpol. Los Craver son declarados en búsqueda internacional. Según la parte rusa, el objetivo es que la pareja sea detenida y entregada a las autoridades rusas.
El 18 de noviembre, la justicia estadounidense declaró a los Craver culpables de la muerte del niño. Sin embargo, calificó el caso de Vania, quien falleció en agosto de 2009 a la edad de siete años a causa de unos 80 golpes que había recibido en su cuerpo, como un homicidio no premeditado. Los padres recibieron una condena a 16 meses de cárcel y salieron en libertad condicional en la misma sala de sesiones, porque ya habían pasado un año y medio en reclusión mientras duraba el juicio.
La diplomacia rusa condenó la sentencia y la consideró como "un fiasco de la justicia de EE. UU.”. “La muerte de un niño no es una tragedia ‘condicional’. Esta sentencia es inadecuadamente suave e injusta”, afirmó Konstantín Kosachev, presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara Baja del Parlamento ruso. Opinó que una condena tan ‘liberal’ se debe a que Vania era ruso: “Si se hubiera tratado de padres estadounidenses que habían matado a su hijo también estadounidense, lo más probable es que la sentencia hubiera sido mucho más severa”.
El Ministerio de las Relaciones Exteriores de Rusia, por su parte, también insistió en que la sentencia fue “irresponsable” y no se corresponde con la gravedad del delito. “Es sorprendente que en un gran número de casos, cuando ante la justicia estadounidense aparece un ciudadano ruso que es acusado ni siquiera de haber cometido un delito, sino de haber ‘planeado’ cometerlo, las sentencias son mucho más severas”, expresó.
La violencia doméstica que sufren a menudo los niños rusos adoptados en EE. UU. llevó a Moscú y Washington a firmar en julio de este año un acuerdo que estipuló los mecanismos de monitoreo de la vida de los niños después de la adopción. Sin embargo, hasta ahora el documento sigue sin presentarse para su ratificación.