Kosovo es una región serbia de unos dos millones de habitantes (el 90% albaneses y cerca del 6% serbios) que entre 1998-1999 fue el escenario de combates entre la guerrilla separatista del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) contra el Ejército y la policía yugoslavos que culminaron en un bombardeo masivo de Yugoslavia a manos de la OTAN.
El problema de Kosovo, como la mayoría de los conflictos del 'polvorín' balcánico, data de hace varios siglos.
Raíces del conflicto nacional
El Kosovo medieval era la sede de los Santos lugares de los ortodoxos serbios, pero en 1389 el Emperador de Serbia, Lázaro, perdió cerca de Pristina, la actual capital kosovar, la crucial Batalla de los Mirlos contra el sultán turco Murat, con lo que la región cayó bajo la influencia otomana e islámica.
Desde entonces, sobre todo a partir del renacimiento nacionalista del siglo XVIII, Kosovo se convirtió en una tierra a reconquistar y esta cruzada debía emprenderse por los serbios para vengar la derrota del emperador Lázaro.
Serbia consiguió su objetivo en 1913, cuando derrotó a Turquía y conquistó Kosovo y parte de Albania. La diplomacia internacional obligó a Serbia a retirarse de Albania, pero a cambio reconoció su dominio sobre la región kosovar.
La idea de la Gran Albania
La Segunda Guerra Mundial convulsiona de nuevo la zona, pues Mussolini crea una Gran Albania que agrupaba a los territorios albanés y kosovar, ambos ocupados por la Italia fascista en 1941 bajo un Virreinato.
Acabada la guerra, Tito, el líder comunista de la resistencia antifascista yugoslava, llega al poder en Yugoslavia y Kosovo acaba formando parte de Serbia (y por ende de Yugoslavia).
El régimen de autonomía y su abolición
En 1974, conforme con la nueva constitución de la República Federal Socialista de Yugoslavia, la región obtuvo el estatus de la Provincia autónoma socialista de Kosovo.
En 1981 se registraron manifestaciones albano-kosovares para exigir la creación de una República de Kosovo en el marco de la Federación yugoslava. La policía y el Ejército reprimen las protestas con violencia.
En 1989 el presidente serbio, Slobodan Milosevic, suprime la autonomía de Kosovo, estipulada en la Constitución de 1974.
La abolición de la autonomía supuso un duro paso atrás que los albano-kosovares no estaban dispuestos a aceptar e iniciaron numerosas movilizaciones que exigían volver a lo estipulado en 1974: la autonomía de Kosovo.
Declaración de independencia
La comunidad internacional, más centrada entonces en la guerra que un poco más al noroeste se libraba en Bosnia, apenas prestó atención a la radicalización de las peticiones de los albano-kosovares, que el 2 de junio de 1990 declararon unilateralmente su independencia de Yugoslavia.
Belgrado disolvió todos los órganos del poder y la administración en Kosovo. La policía dispersó las sucesivas protestas de los albano-kosovares, que inician una "resistencia pacífica", encabezada por el escritor Ibrahim Rugova.
En 1992, Kosovo celebró elecciones generales, ilegales para Belgrado, que ganó Ibrahim Rugova, partidario de la salida negociada y pacífica de Yugoslavia.
A pesar de los intentos de negociación, algunos sectores albano-kosovares crean el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), que aboga por la lucha armada para conseguir la independencia.
Guerra de Kosovo y bombardeos de la OTAN en Yugoslavia
En 1998, los enfrentamientos entre el UCK y las fuerzas serbias, con 80 muertos, marcan el inicio de la guerra de Kosovo.
Tras el fracaso de las negociaciones de paz en Francia entre las partes en conflicto, la OTAN inicia sus bombardeos contra Yugoslavia el 24 de marzo de 1999 con el fin de obligar a las autoridades del país a aceptar las condiciones propuestas en el curso de las negociaciones. Los bombardeos duran 78 días y dejan cerca de 500 víctimas mortales. En junio, el Ejército serbio acepta retirarse de Kosovo. Inicia su despliegue la KFOR, la misión de la OTAN en la zona del conflicto.
Refugiados
Aquel verano regresaron a Kosovo los albaneses que se habían refugiado en Albania y Macedonia, mientras que los serbios-kosovares huyen de la región. Más de 200.000 kosovares no albaneses abandonan la provincia.
Tras las presiones internacionales, serbios y kosovares se reúnen en Viena en 2003, por primera vez desde la guerra, pero la reunión una vez más acaba en un fracaso.
Una ola de violencia de extremistas albano-kosovares contra la minoría serbia se salda con 19 muertos y unos 900 heridos en marzo del 2004.
El 3 de diciembre, el Parlamento kosovar elige al ex comandante del UCK, Ramush Haradinaj, como primer ministro.
En octubre del 2005, la ONU autoriza el inicio de las negociaciones entre Belgrado y Pristina sobre el estatuto definitivo de Kosovo y encarga la mediación al ex presidente finlandés Martti Ahtisaari.
En marzo del 2007, Ahtisaari entrega su informe al Consejo de Seguridad recomendando la independencia bajo supervisión internacional como "única opción viable" para Kosovo. El Consejo de Seguridad termina sus consultas sobre Kosovo sin alcanzar un acuerdo debido a la oposición de Rusia, y el proceso para definir el futuro de la provincia serbia continúa sin avance tangibles.
Segunda declaración de independencia
El 17 de noviembre, Hashim Thaci, ex líder guerrillero del Partido Democrático de Kosovo (PDK), triunfa en las elecciones legislativas de Kosovo.
En noviembre, los albanokosovares dan por fracasadas de forma definitiva las negociaciones y el 17 de febrero del 2008, el Parlamento de Kosovo declara unilateralmente la independencia de la región. Al día siguiente, el Parlamento de Serbia anula la independencia kosovar. Los serbokosovares forman en la ciudad norteña de Mitrovica una Asamblea propia con carácter representativo.
En diciembre del 2008, la misión civil de la UE en Kosovo, Eulex, comienza su actividad en la zona.
Desde entonces, 85 países de los 193 de la ONU (22 de ellos miembros de la UE, como Francia, Reino Unido y Alemania) han reconocido la independencia de Kosovo. No la han reconocido España, Grecia, Chipre, Rumanía y Eslovaquia, ni Rusia, China, Brasil e India.
En julio del 2010, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máxima instancia judicial de la ONU, dictaminó en un fallo no vinculante que la ex provincia serbia de Kosovo no violó el derecho internacional al declarar unilateralmente su independencia.
Rusia reaccionó a este fallo expresando que no va a reconocer la independencia de Kosovo e indicó que no hay unanimidad en lo que toca a esta cuestión: ni en la comunidad internacional, ni en la OTAN, ni tampoco entre los jueces que tomaron la decisión.
La región permanece como una zona que genera tensiones entre los albanokosovares y los serbios. Está vigilada por las fuerzas internacionales en Kosovo (KFOR), lideradas por la OTAN, y la Misión especial de la Unión Europea (EULEX).