Porras y gases lacrimógenos. Nada más (gracias a Dios) y nada menos que en eso, que en palos y humo, consistió la respuesta que la policía francesa dio a los activistas-ecologistas que intentaban protestar contra la salida de un tren con desechos radioactivos rumbo a Alemania.
Acto seguido, y de acuerdo a una táctica militar, los agentes procedieron a bloquear las carreteras para impedir la llegada de ‘refuerzos’ de los ecologistas, que se congregaron en las cercanías del gigante nuclear francés Areva, ubicado en la provincia de Normandía.
En esas instalaciones se procesa combustible de uranio para extraer el plutonio y se prepara para su transportación al depósito nuclear de Gorleben, en el norte de Alemania. Los medios locales reportan por lo menos 5 arrestos. La salida del tren estaba programada para la tarde de miércoles.
Los grupos ecologistas Greenpeace y Salir de lo nuclear (Sortir Du Nucléaire, en francés) bloquearon las carreteras. Más manifestaciones se esperan a lo largo de la ruta de 700 kilómetros de largo que atravesará el llamado 'tren nuclear' hasta Alemania, donde también se han convocado a miles de activistas para impedir su llegada.
El tren lleva 11 toneladas de residuos de alto riesgo radiactivo, que se degradan lentamente y emiten radiación al medio ambiente durante miles de años. El trayecto del tren será vigilado desde el aire por helicópteros y por tierra por centenares de operativos de policía.
Tras el desastre de Fukushima, Alemania decidió dar marcha atrás al uso de la energía nuclear, anunciando su abandono definitivo para el 2022. Esto conlleva también la suspensión de la controvertida práctica de enviar los deshechos nucleares al país vecino para que estos sean reprocesados.
Hace un año, debido a las acciones de los ecologistas, otro convoy de desechos tardó varios días en llegar a su destino.