Dos personas han muerto y más de 10 han resultado heridas en las protestas antiestadounidenses registradas en Karachi, la ciudad más poblada de Pakistán. Decenas de miles de personas se congregaron hoy frente al Consulado de EE. UU. para protestar por el ataque de la OTAN que ayer acabó con la vida de 26 militares pakistaníes en la frontera con Afganistán. “¡Castigar a los asesinos!”, rezaba una de las pancartas que portaban. Otras localidades del país también han registrado protestas masivas.
Tras el ataque, las autoridades de Pakistán exigen al Ejército de EE. UU. que se retire de la base militar del sur del país. Además, han cortado la carretera que une el país con Afganistán y por la que las tropas internacionales reciben los suministros. Para la Alianza este cierre supone una pérdida significativa, ya que a través de Pakistán trasportaba más del 70% de los suministros militares y del carburante destinada a las fuerzas norteamericanas y aliadas que combaten en el vecino Afganistán.
Islamabad ha anunciado su intención de revisar sus relaciones con Washington y con la Alianza Atlántica. Mientras tanto, Anders Fogh Rasmussen, el secretario general de la OTAN, comunicó que la muerte de los efectivos pakistaníes fue debida a un “error trágico no intencionado”. Asimismo, expresó sus condolencias al Gobierno del país y subrayó que el caso será investigado de forma escrupulosa y que la Alianza colaborará con Islamabad para evitar que incidentes de este tipo vuelvan a repetirse.
Este sábado el ataque aéreo de las fuerzas de paz a un punto fronterizo se ha cobrado la vida de casi 30 soldados pakistaníes. Si se confirma que la OTAN fue la responsable, sería el peor fuego amistoso que se produce en Pakistán desde que la república islámica se alió con Washington en los días posteriores a los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Los expertos consideran que el conflicto entre los dos países puede llevar a una "catástrofe" y la mayoría de problemas que genera la OTAN en la región radica en su ocupación de Afganistán.
EE. UU. y Pakistán: ¿Al borde del abismo?
Desde 2008 Estados Unidos bombardea regularmente a la insurgencia en las zonas tribales con disparos desde aviones teledirigidos. Según distintas fuentes, el número de víctimas pakitaníes de estos ataques oscila entre las 1.500 y las 2.500 personas. Este último incidente "tendrá un efecto catastrófico en las relaciones entre Pakistán y Estados Unidos", dijo Charles Heyman, un analista de defensa del sitio web de las Fuerzas Armadas británicas, Armedforces.co.uk.
Las relaciones entre Islamabad y Washington ya estaban en un punto crítico y empeoraban cada día desde que EE. UU. realizara una operación especial en territorio pakistaní en la que fue asesinado el líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. El operativo no fue aprobado por el Gobierno pakistaní, y la OTAN informó a Islamabad sobre la operación especial posteriormente a los hechos.
Washington ha acusado en varias ocasiones al Gobierno pakistaní de practicar "un doble juego", de ser aliados formales de EE. UU. en el combate contra la rebelión afgana pero utilizar el conflicto a su favor, tener su propio plan para la posguerra y, en ocasiones, de cerrar los ojos ante algunos actos rebeldes o incluso cooperar con ellos.
Sin embargo, teniendo en cuenta el potencial nuclear de Pakistán y la aproximación militar y política de la república islámica con China, EE. UU. no puede permitirse que empeoren sus relaciones. Estados Unidos está interesado en tener a Pakistán como aliado estratégico en la región. China es precisamente otra figura importante en esta historia: durante la primavera pasada le advirtió a EE. UU. que cualquier ataque a Pakistán sería percibido como un acto de agresión contra Pekín. Y aún no se sabe si Pakistán dejará de ser un aliado de Washington para convertirse en un nuevo integrante del llamado 'Eje del Mal'.
"Para establecer la ruta pacífica la OTAN debe replegarse de manera instantánea de Afganistán"
El analista político John Rees cree que la mayoría de problemas que genera la OTAN en la región provienen de su ocupación de Afganistán.
"Pakistán es un estado que posee arma nuclear, la región es inestable, la frontera con Afganistán es un pretexto que constantemente se usa para los ataques de los drones en el territorio pakistaní. Creo que lo que perpetraron EE. UU. y sus aliados con esta incursión es extremadamente peligroso. No me sorprende nada la ira de Pakistán al respecto. Me parece que el mensaje para EE. UU. y sus aliados debe ser muy claro: que están jugando con fuego, que se arriesgan a empeorar la inestabilidad regional, que esta actitud debe ser cortada porque es un simple bandidaje".
El pasado domingo Barack Obama declaró que analiza la posibilidad de retirar las tropas un año antes de lo que estaba previsto, en 2013. Esto se debe a los recortes previstos en los gastos militares y la proximidad de las elecciones presidenciales. Mientras tanto, se precisa que una parte del contingente se quede en algunas bases afganas a largo plazo.
Estos planes de EE. UU. provocan la desconfianza de Rusia. "Rusia exige una aclaración de a qué se deben los planes de EE. UU. de crear bases militares en Afganistán en 2014, después del repliegue de sus tropas. A primera vista, una cosa contradice a la otra", declaró el canciller ruso, Serguéi Lavrov.
"Lo más importante es que deben marcharse de Afganistán, porque la raíz del problema con Pakistán es la ocupación de Afganistán por la OTAN. Ahora está claro que la intervención ha fallado y nada de lo planeado ha sido alcanzado. Eso deteriora aún más la inestabilidad regional y para establecer la ruta pacífica, la Alianza debe replegarse de manera instantánea de Afganistán", cree el analista político John Rees.