La profunda crisis política de Bélgica, que ha batido todos los récords al dejar al país sin gobierno durante más de 500 días, parece que se acerca más a su fin con la formación de un nuevo Ejecutivo. Así, el líder socialista francófono Elio Di Rupo, encargado de formar el nuevo Gobierno, dijo en un comunicado que espera poner fin a esta cuestión la semana próxima.
"Debemos concluir nuestro trabajo lo antes posible y dotar al Estado de un gobierno con plenas funciones", declaró Di Rupo en una rueda de prensa dedicada a las futuras reformas en el país y el presupuesto para los próximos dos años. Sin embargo, no precisó la fecha, y repitió que se hará "durante la semana próxima".
El político empezó su discurso agradeciendo a los ciudadanos belgas "su paciencia". Destacó que, tras concretar la reforma institucional del Estado en octubre, los negociadores realizaron un "trabajo gigantesco" para cerrar el presupuesto de 2012, un problema que urgía resolver al incrementarse la presión de los mercados y de la UE sobre el país.
Bélgica está compuesta principalmente por dos comunidades, los valones de habla francesa en el sur, y los flamencos de habla holandesa en el norte. El país se enfrentó a una crisis de Gobierno tan larga por las complicadas relaciones y los desacuerdos entre los partidos opositores, francófonos y flamencos. Los primeros pasos hacia el compromiso fueron a mediados de octubre, cuando los partidos comenzaron a negociar los detalles del futuro del Parlamento.
Según creen los observadores, la decisión de acelerar el proceso de formación del Gobierno está dictada, en gran medida, por la baja de la calificación crediticia, que el viernes se redujo en un escalón de "AA +" a "AA" con perspectiva negativa.