Estados Unidos no deja de inmiscuirse en la política interior de otros países y ahora su nuevo objetivo es provocar una eventual 'Primavera cubana'.
El aspirante a la candidatura presidencial por el Partido Republicano Newt Gingrich propuso aplicar un modelo de política muy agresivo contra la isla, que él mismo bautizó como 'Primavera cubana', en alusión a las revueltas populares desatadas en Oriente Próximo y África del Norte.
Según Gingrich, el país norteamericano no sólo debe continuar su presión sobre el poder cubano, sino aumentarla, particularmente a través de la creación de una fuerte maquinaria propagandística. El congresista ofreció intentar llegar con una 'radio libre' a cada cubano, por la cual EE. UU. transmitiría la ‘verdadera’ información a los habitantes de la isla.
Las acciones de la administración estadounidense para desestabilizar la situación en Cuba tienen una larga historia. Según la directora del Comité para la Liberación de 'los cinco' cubanos, Gloria La Riva, desde el "triunfo de la Revolución [1959], el Gobierno norteamericano no ha escondido su objetivo de tratar de derrotarla".
Desde hace decenios el Gobierno estadounidense trata de derrocar a los hermanos Castro utilizando varios modos de influir en la sociedad cubana. La investigadora venezolana Eva Golinger afirma que el actual Gobierno norteamericano sigue tratando de desestabilizar a la Revolución a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Con el pretexto de entregar ayudas y realizar una labor humanitaria EE. UU. está financiando grupos internos para tratar de incitar a la subversión.
Un guión conocido
Gloria La Riva concluye que la actuación actual de EE. UU. es solamente un proceso de ocupación de Cuba. El guión cubano es la continuación de la intervención estadounidense en el mundo árabe. “Cuando Estados Unidos está hablando de la 'Primavera árabe' o ahora de Cuba, están hablando de subversión, de la desestabilización, de la guerra y de la ocupación, como lo hicieron en Libia y ahora están tratando con Siria y tal vez Irán” comenta la activista.
Mientras tanto, Cuba ya está, de alguna forma, ocupada: el embargo comercial y financiero de EE. UU. contra Cuba dura casi 50 años. Según datos de la ONU, el bloqueo económico ha causado pérdidas por valor de unos 975.000 millones de dólares al archipiélago caribeño, que ha visto perjudicado así su desarrollo financiero y social.
El presidente estadounidense, Barack Obama, se comprometió desde que asumió el cargo en 2009 a suavizar las sanciones contra la isla. En este sentido, el Gobierno canceló algunas restricciones. Pero según han declarado en varias ocasiones representantes cubanos, esas medidas han sido muy limitadas y no han cambiado la esencia del embargo.
El pasado mes de octubre los 186 estados miembros de la Asamblea General de la ONU frente a solo dos votos en contra (EE. UU. e Israel) votaron a favor de acabar la guerra económica de EE. UU. contra la isla caribeña. Sin embargo, es poco probable que el documento aprobado tenga un efecto real: es la vigésima vez que la ONU emite una resolución que exige el levantamiento del embargo que introdujo Washington contra La Habana en 1962.