El Presidente Dmitri Medvédev anunció la cantidad de armamentos que se suministrarán al ejército ruso el año que viene en su mensaje a la Asamblea Federal. Entre éstos destacan los cinco complejos de misiles Iskander y misiles balísticos intercontinentales Tópol-M. Los expertos confirman que ya han comenzado estos suministros de armamento.
Según declaró el mandatario, en 2010 habrá que suministrar al ejército más de 30 misiles balísticos de emplazamiento terrestre y marino, 5 complejos de misiles Iskander, 30 helicópteros, 28 aviones militares, 3 submarinos nucleares, buques de la clase Korvet, 11 aparatos espaciales (posiblemente satélites para uso militar) y cerca de 300 unidades de otros tipos de maquinaria bélica sin especificar. El estado gastará 470 billones de rublos (casi 11 billones de euros) en comprar estos armamentos, según comunicó en agosto el vice primer ministro, Serguéi Ivanov.
Los expertos militares han elaborado diversas hipótesis sobre el tipo de armamento al que se puede referirse el Jefe de Estado. Hablando de los misiles balísticos, los analistas opinan que podía referirse a los misiles modelo Sinevá y Bulavá. Para equipar a un solo submarino se requieren 16 misiles Sinevá. Los misiles también pueden estar destinados a complejos móviles (lanzaderas móviles) del tipo Tópol-M y RS-24.
Se trata de una gran adquisición, ya que hasta el momento se compraban de 7 a 10 misiles por año. Los tres submarinos serán los bautizados como Yuri Dologoruki, Nerpa y Dmitri Donskoi.
El suministro de 28 unidades de aviación militar es el mayor de la época postsoviética. Bombarderos SU-34 y helicópteros Mi-28-N y K-52 forman parte de esta compra. El buque de la clase Korvet es un buque de guardia del proyecto 20380 y los cinco misiles Iskander serán los primeros que se entregarán al ejército.
En cuanto a los aparatos espaciales, puede tratarse de los satélites necesarios para el funcionamiento del sistema ruso de navegación GLONASS.
El jefe del Estado Mayor General, Nikolái Makárov, subrayó después del discurso presidencial que, con este nuevo equipamiento, el ejército se está “orientando a las posibilidades de nuestro complejo de industria militar”. Según otros expertos, el mayor problema ahora no radica en la financiación, sino en las posibilidades reales de la industria militar nacional para cumplir con éste encargo estatal.