EE. UU. no piensa cesar en la instalación del escudo antimisiles en Europa, a pesar de las advertencias de Moscú que la parte rusa podría dar nuevos pasos en respuesta "en caso de necesidad".
“Crecen las amenazas por parte de Irán, además, mucho más rápido de lo que pensamos hace dos años. La instalación de este sistema de defensa en Europa pasará las cuatro etapas necesarias, le guste a Rusia o no”, ha declarado en Washington Ivo Daalder, el representante permanente de EE. UU. ante la Alianza Atlántica.
Además, instó a Moscú a participar en el proyecto, subrayando que el despliegue del sistema también favorece a sus intereses, volviendo a hacer hincapié en que no se dirigirá contra Rusia y que no supone una amenaza para el potencial estratégico del país.
Hace unos días el presidente ruso, Dmitri Medvédev, declaró que su país se verá obligado a dar ‘contrapasos’ si no se logra un acuerdo sobre el tema durante los 8 o 10 años siguientes. La primera etapa de estas medidas ya tuvo lugar, con la puesta en marcha de un centro de sistemas de radares, desplegados en la provincia rusa más occidental: Kaliningrado.
Al mismo tiempo, EE. UU. se negó a firmar los documentos, solicitados por Moscú, sobre las garantías jurídicas de que el escudo no amenazará a Rusia.