Becas ayudan a jóvenes argentinos a soñar con una vida mejor
La educación superior para miles de jóvenes en todo el mundo es un gran sueño, realizarlo significaría un cambio importante en su vida y les abriría nuevas oportunidades. Sin embargo, para muchos, en particular aquellos de escasos recursos económicos, enfrentan múltiples desafíos para hacer realidad sus ilusiones.
Es el caso de la joven argentina estudiante de Medicina, Amanda Rodríguez, hermana mayor de una familia de 14 hijos, y con un sinfín de oficios aprendidos en el seno de su familia para hacer frente a la pobreza. Pero gracias a un programa de becas, Amanda tiene la oportunidad de ser pediatra.
A los 20 años, después de terminar la escuela secundaria, la joven planteó a sus padres la insólita aspiración de querer “ser pediatra y trabajar en una sala de Atención Primaria de la salud”, y estaba decidida a dar el gran salto. Gestionó y obtuvo una beca de ayuda económica de la Universidad de Buenos Aires. Con ayuda de este tipo de proyectos miles de jóvenes argentinos que viven en la pobreza acceden a la posibilidad de cambiar el rumbo de sus vidas.
Sin embargo, romper el esquema habitual resultó ser mucho más difícil de lo que pareció al principio. Aparte de los problemas financieros surgieron las inevitables complicaciones de adaptación en un entorno que le era ajeno para esta chica.
“Cuando yo llegué allá todas las chicas eran mucho más elegantes, más “producidas”, tenían ropa más cara. Mi problema siempre fueron las zapatillas. Somos tantos en casa que hay que ir turnándose, le toca un año a cada uno. Las chicas te miraban como diciendo: ¿Esta qué viene a hacer acá?...o cosas así”, relata Amanda, quien superó los complejos sociales para alcanzar su objetivo y ya está en la mitad de la carrera de Medicina.
Según Alicia Gula, directora general de Becas de la Universidad de Buenos Aires, actualmente ese centro educativo “cuenta con 1.200 becados que reciben ayuda económica”. Además, explicó que esas “becas consisten en una mensualidad entre 100 y 200 dólares” para los alumnos seleccionados de escasos recursos.
No obstante, los especialistas señalan que los programas, como el que beneficia a Amanda Rodríguez, suponen una ventaja solo si luego son respaldados por políticas públicas integrales.
“Nada es “salvador”, nada es mágico. Porque si no caeríamos en la falacia de ver el caso de esta chica como un fenómeno de movilidad social. Como esto ocurrió uno diría: '¡Mira qué bien la Argentina, todos los pobres tienen becas y pasan de la villa a ser doctores! ¡Y no es así!”, indicó Oscar García, magister en Política y Gestión de la Educación.