La División de Operaciones Especiales de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) asegura en un informe presentado ante el Congreso del país que “el nexo entre el narcotráfico [mexicano] y el terrorismo está bien establecido”. Sin embargo, algunos expertos consideran que el Gobierno estadounidense usa esa teoría como pretexto para inmiscuirse en los asuntos internos de México.
Aunque el Gobierno federal de México rechaza la existencia de vínculos entre carteles de la droga y grupos terroristas islamistas, EE. UU. estableció una conexión entre una organización criminal mexicana y el presunto complot iraní orquestado para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos el pasado mes de septiembre.
El informe cuenta el caso del presunto terrorista Manssor Arbabsiar que se dirigió a un hombre al que consideraba miembro de un cartel de traficantes “porque suponía que la gente en el negocio del narcotráfico está dispuesta a emprender la actividad criminal a cambio de dinero”. Sin embargo, la persona con la que había contactado era un informante de la DEA.
El profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Víctor Manuel Quintana rechaza de manera categórica la posibilidad de que existan vínculos de mexicanos con terroristas islámicos. “Es indudable que los carteles mexicanos realizan acciones terroristas, pero son por iniciativa propia”, afirma el experto mexicano. "El Gobierno estadounidense exagera en sus informes debido a sus intereses de intervenir cada vez más en el territorio mexicano", agrega Quintana.
En el contexto de este y otros casos, el informe fija como uno de los desafíos a la seguridad nacional del país norteamericano la detección y desmantelamiento de los vínculos entre el crimen organizado y los grupos fundamentalistas en distintas partes del mundo.