El Gobierno de Siria acepta el plan de despliegue en su territorio de los observadores procedentes de otros países árabes. La cancillería siria lo hizo público en un mensaje enviado a El Cairo por el ministro Walid Muallem.
La Liga Árabe obligó a Damasco a apresurar su respuesta con un ultimátum hecho público este mismo domingo. El primer ministro de Qatar, Hamad al Thani, aseguró que, de no alcanzar un acuerdo con la Liga respecto a la admisión de los observadores, Damasco afrontaría consecuencias que podrían llegar hasta una intervención bélica de fuerzas internacionales.
El grupo estableció de plazo hasta última hora de este domingo para que el presidente Bashar al Assad autorizase la entrada en el país de una misión de control. Una negativa conllevaría la imposición de las sanciones económicas y diplomáticas formalizadas la víspera en una reunión de los jefes de Gobierno y de la diplomacia de los países miembros de la Liga. Entre otras medidas, el documento firmado el sábado estipulaba la prohibición de entrada a estos países de 19 altos funcionarios sirios.
Al mismo tiempo el primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, advirtió en sus declaraciones a los medios de comunicación locales que el asesinato del presidente sirio, Bashar al Assad, causaría una guerra civil en el país, sumido en un conflicto interno desde febrero pasado.
Mientras tanto, una nueva ola de protestas callejeras se ha cobrado este domingo más 40 de vidas. Entre las bajas registradas las fuentes en el país reportan varias muertes por tiroteos desatados por seguidores civiles de Al Assad.