EE. UU. no pierde la esperanza de destituir al presidente sirio, Basahr al Assad, sin tener que recurrir a una intervención en el país.
“No creo que ninguno de nosotros quiera ver una intervención en Siria”, señaló Jeffrey Feltman, el adjunto al secretario de Estado para Oriente Próximo. No obstante, instó a buscar nuevos instrumentos de presión sobre el Gobierno sirio. “Tenemos que considerar qué instrumentos tenemos para intentar demostrarle a Al Assad y a sus socios que los asesinatos no son la mejor manera de avanzar”, sostiene Feltman.
Occidente culpa al Gobierno de Al Assad de la represión violenta de las protestas antigubernamentales, iniciadas en el país en marzo de 2011. La ONU, por su parte, también condenó la violencia, basándose en un informe presentado recientemente ante la organización. Según dicho informe, unas 3.500 personas perdieron la vida en los enfrentamientos violentos en el país.
No obstante, los representantes de numerosos países, entre ellos Rusia, China, Cuba y Ecuador, que no apoyaron dicha ponencia, señalan que ese documento es “unilateral” y no toma en consideración los crímenes cometidos por los grupos armados y los mercenarios extranjeros que actúan en Siria. Además, algunos analistas y expertos internacionales afirman directamente que dicho informe “está basado en mentiras”, ya que muchos datos reflejados en él resultaron ser falsos, tras una comprobación que demostró que las personas que habían sido declaradas muertas, en realidad estaban sanas y salvas.
La presión sobre Siria continúa
La presión de Occidente y de diferentes organizaciones internacionales como, por ejemplo, la Liga Árabe, sobre el gobierno de Bashar al Assad, no cesa. El sábado la Liga, que anteriormente suspendió la pertenencia de Siria a la organización, impuso un ultimátum a las autoridades de aquel país, fijando la última hora del domingo como el plazo límite para que el Gobierno autorizase la entrada de los observadores internacionales. De no hacerlo Damasco, la Liga aplicaría sanciones financieras y diplomáticas aprobadas anteriormente. Además el primer ministro de Qatar, Hamad al Thani, aseguró que, de no alcanzar un acuerdo con la Liga respecto a la admisión de los observadores, Damasco afrontaría consecuencias que podrían llegar hasta una intervención armada de fuerzas internacionales.
Cabe mencionar que Occidente lleva tiempo intentando intimidar a las autoridades sirias. Así, por ejemplo, a finales de noviembre un grupo de buques de combate estadounidenses, entre ellos un portaviones, se detuvieron frente a la costa de Siria para, presuntamente, ayudar a "mantener la seguridad marítima".
El domingo Siria finalmente aceptó el plan de despliegue en su territorio de observadores procedentes de otros países árabes.