El espionaje de EE. UU. se pilla los dedos en Irán: el drone abatido era de la CIA
Los funcionarios de EE. UU. han admitido lo que hasta ahora venían desmintiendo: que el avión de vigilancia no tripulado que EE. UU. perdió la semana pasada en Irán participaba en misiones secretas de espionaje perpetradas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Según fuentes citadas por el periódico 'Washington Post', las autoridades estadounidenses andan muy preocupadas ante la posibilidad de que los importantes secretos tecnológicos del drone, puedan haber caído en manos iraníes, ya que el avión estaba provisto de la tecnología de vigilancia más moderna que posee la CIA.
El aparato RQ-170 de la Fuerza Aérea de EE. UU. fue derribado por los iraníes cerca de la planta enriquecedora de uranio de ‘Fordu’, pero los funcionarios estadounidenses se apresuraron a desmentir que el avión fuera suyo.
Sin embargo, las revelaciones de los medios confirman no sólo que el aparato era estadounidense, sino que su misión secreta era la de vigilar el territorio de Irán para obtener información de inteligencia sobre el programa nuclear iraní que tanto preocupa a los países occidentales.
“Esto no está bien, ahora lo sabrán todo”, señaló un funcionario estadounidense, bajo condiciones de anonimato, al periódico 'Los Angeles Times', afirmando que los secretos más protegidos y recientes de EE. UU. podrían ahora ser examinados por los expertos iraníes.
Así, Irán no sólo podría tener acceso a determinadas tecnologías secretas de Estados Unidos, sino que seguramente podría dar alcance a EE. UU. en misiones ilegales de reconocimiento, dado el creciente empeoramiento de la relaciones entre ambos países.
Los militares iraníes califican las operaciones de la CIA como “un ejemplo claro de agresión” y sostienen que Irán está completamente listo para hacer frente a cualquier ataque.
El fuego cruzado de afirmaciones sobreviene un poco después de que Australia endureciera las sanciones que aprobó junto con varias naciones europeas y Canadá contra la Republica iraní en relación a su dudoso plan nuclear. Las restricciones van dirigidas contra los sectores energéticos y financieros de Irán. Londres prohibió todas las transacciones con el Banco Central de Irán, mientras que París y Ámsterdam anunciaron medidas similares.
Teherán, por su parte, repudia las presiones occidentales, sigue proclamando que su programa nuclear no tiene fines armamentísticos y asegura que sólo busca abastecer a su población con energía eléctrica. En respuesta a las acciones de los estados europeos el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, calificó a estos países de "marionetas" controlados por EE. UU.