La compañía estadounidense Chevron y su subcontrata Transocean Ltd., se enfrentan a un proceso judicial, por el que pueden ser condenadas a pagar una multa de 10.600 millones de dólares y suspender su actividad en Brasil. Así lo exige la procuraduría del estado de Río de Janeiro en su demanda.
El documento está basado en la estimación del daño medioambiental, causado por el derrame de crudo del pasado noviembre, en el pozo Frade, que es operado por la compañía. Según reportó la Agencia Nacional del Petróleo de Brasil, la mancha de crudo ocupó una superficie de 18 kilómetros cuadrados, y el volumen de la misma fue de unos 3.000 barriles.
Por su parte, Chevron respondió que desde el inicio del incidente “reaccionó de un modo responsable” y afirmó que el daño causado fue mínimo. El crudo derramado nunca ha llegado a las costas del país, la flora y fauna de la región no fueron afectadas, y actualmente el volumen del petróleo que sigue cubriendo las aguas del Océano Atlántico constituye no más que un barril, anunció la compañía.
El pasado 22 de noviembre, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente, impuso a Chevron una multa de 28 millones de dólares. La mitad de dichos fondos deben ser destinados al restablecimiento de los parques naturales, afectados por el accidente. Dos días más tarde, Brasil suspendió temporalmente el permiso de perforación de la compañía en su territorio.