El avión no tripulado estadounidense RQ-170 Sentinel interceptado en Irán el pasado 4 de diciembre acabó en las manos de los militares de este país debido a un fallo en el sistema de navegación por satélite GPS, según un ingeniero anónimo iraní.
Los informáticos de la república islámica cambiaron las coordenadas de la aeronave y esta aterrizó en territorio iraní. Así los especialistas no tuvieron que piratear el sistema de comunicación del aparato con el centro de control en EE. UU.
Creando interferencias en el canal de comunicación del avión no tripulado, se puede activar el piloto automático y de este modo se pierde el control de la aeronave.
El Pentágono está al tanto del problema desde 2003, cuando fue reportado por primera vez. Ese mismo año los especialistas norteamericanos redactaron un informe subrayando el peligro de este tipo de ataques informáticos.
Cabe mencionar, que los problemas informáticos son bastante frecuentes en los sistemas de control de los aviones espías. Así, por ejemplo, recientemente en un centro de control de vuelos de aviones no tripulados que realizan tareas de espionaje en los países de Oriente Próximo se detectó la presencia de un virus keylogger (registrador de teclas), que recuerda la secuencia de pulsaciones de teclas del ordenador. Las autoridades militares estadounidenses declararon entonces que el virus no afectó al funcionamiento de los aviones espía.
Tras la intercepción del avión, Teherán denunció la violación de su espacio aéreo ante la ONU, y para probar el hecho, emitió un video en la televisión estatal que mostraba el RQ-170. Además, el Gobierno de Irán rechazó la solicitud de EE. UU. de devolver el aparato y exigió, en cambio, que Washington pidiera disculpas por lo ocurrido, ya que se trataba de una operación de inteligencia de la CIA.