Los estadounidenses pasarán a engrosar las filas de aquellas personas susceptibles de ser retenidas en una cárcel militar fuera de Estados Unidos si se sospecha que mantienen vínculos con el terrorismo. Así lo establece una ley que ya está en condiciones de ser promulgada por el presidente norteamericano, Barack Obama.
La Ley de Autorización de Defensa Nacional para el año fiscal 2012 fue aprobada la semana pasada en el Congreso.
Por alguna razón la ley fue ignorada por los medios más populares del país, que no informaron a los ciudadanos sobre la grave amenaza que se cierne sobre sus derechos constitucionales.
Entre otras cosas la ley establece que personas sospechosas de terrorismo, incluidos estadounidenses, que sean capturadas dentro o fuera de EE. UU., pueden ser puestas “bajo custodia o control del país de origen o cualquier otro país o entidad extranjera”.
Eso quiere decir que si el presidente considera que alguien es integrante o partidario de Al Qaeda o de grupos asociados, puede ser entregar a Arabia Saudí, Egipto, Yemen o cualquier otro país, a sus fuerzas de seguridad o incluso hasta a la ONU, como entidad extranjera.
“¿Que cuánto tiempo se los puede retener? Tanto cuanto sea necesario para nuestra seguridad”, afirmó el senador Lindsey Graham.
Según la ley, a tales detenidos no se les advertirá de sus derechos antes de ser interrogados. El derecho a disponer de un abogado también queda suspendido.
Cuando el comandante en jefe subscriba la ley, los estadounidenses podrán ser enviados a celdas similares a las que acogieron durante la última década a los sospechosos de estar vinculados con Al Qaeda y los talibanes.
Atribuciones semejantes respecto a ciudadanos extranjeros fueron aprobadas inmediatamente después de los atentados del 11-S. Este nuevo proyecto de ley incluyó a los estadounidenses. Sin embargo, EE. UU. ya cuenta con un trámite probado para facilitar la detención y el interrogatorio de presuntos terroristas estadounidenses capturados en el extranjero. Según este protocolo, el Gobierno norteamericano induce a otros regímenes a detener e interrogar a tales personas, de tal forma que el país que los detiene recibe instrucciones para realizar los interrogatorios de EE. UU.. Pese a los altos riesgos de que se produzcan abusos en estos cautiverios extranjeros, Washington queda exento de toda acusación.
Guantánamo: sin cierre a la vista
El Gobierno estadounidense fue criticado por el trato inhumano infringido a los presos. El centro de detención de Guantánamo, situado en una base naval de EE. UU. en territorio de Cuba, es considerado por muchos como un "campo de concentración". Numerosos detenidos están encarcelados sin que se les haya presentado una acusación oficial.
Según datos de Amnistía Internacional, en el centro de Guantánamo se aplican torturas con el beneplácito del Gobierno estadounidense.
Los ex detenidos cuentan que durante los años de encarcelamiento los obligaron a mantenerse despiertos o a vivir en un ambiente con música a todo volumen, entre otras humillaciones físicas y psicológicas.
El servicio médico tampoco se comportaba con demasiada humanidad. Por ejemplo, se llevaron a cabo amputaciones en casos en los que no era necesario cortar dedos infectados. No resulta sorprendente que se hayan producido varios suicidios y otros tantos intentos de quitarse la vida entre los presos.
Al llegar al poder, el presidente Barack Obama prometió cerrar el centro de Guantánamo. Sin embargo, y pese a ser considerada una de las cárceles más caras de EE. UU., el complejo sigue "funcionando".