Ante la tensa situación en Siria dos países de Occidente, Suiza y Canadá, han introducido una nueva ronda de sanciones económicas contra Siria.
Las autoridades suizas han congelado las cuentas bancarias del presidente de Siria, Bashar al Assad, y de otros altos funcionarios sirios por valor de 53 millones de dólares, según confirmó el portavoz del Gobierno suizo. En total fueron bloqueados los activos de 12 empresas y 54 individuos implicados, entre los que figuran el presidente sirio, el jefe supremo Maher Assad, así como el ministro del Interior, Mohammed Ibrahim al Shaar.
No es la primera vez que Suiza aplica tales medidas al país islámico. Hace unos meses las autoridades suizas introdujeron una serie de sanciones financieras contra Siria, mostrando así su disconformidad con la tensa situación en el país. Ahora el Gobierno helvético vuelve a sancionar a Siria en reacción a la violenta e ininterrumpida represión de las Fuerzas de Seguridad del país sobre los civiles que se manifiestan contra su Gobierno.
Mientras tanto el Gobierno de Canadá también anunció nuevas sanciones contra Siria. En particular, ha congelado los fondos pertenecientes a los 33 líderes del Gobierno sirio y a 10 empresas estatales que se guardaban en bancos canadienses. Así lo anunció el ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, John Baird.
Además del bloqueo de activos, Canadá prohibió importar productos sirios, salvo alimentos, y de vender equipos de vigilancia de telecomunicaciones a ese país.
Según John Baird el régimen de Bashar al Assad "no tiene futuro". "Assad caerá. El Gobierno caerá. Solo es una cuestión de tiempo", aseguró el ministro canadiense durante una rueda de prensa.
En los últimos meses, Canadá impuso la prohibición de viajar a este país a algunos miembros del Gobierno sirio, además de la exportación de armas y municiones, y equipos que se pueden utilizar en el programa nuclear. Asimismo, fue suspendida la aplicación de los acuerdos bilaterales de cooperación, se prohibió mantener contactos con los involucrados en la represión de las protestas, así como la inversión en la industria del petróleo en Siria.