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El drama del 'falso culpable' crea escuela en Los Ángeles

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El personaje del 'falso culpable', tantas veces llevado al cine por Alfred Hitchcock, parece haber encontrado su 'hábitat natural' en California.

El personaje del 'falso culpable', tantas veces llevado al cine por Alfred Hitchcock, parece haber encontrado su 'hábitat natural' en California.

En los últimos cinco años en el condado californiano de Los Ángeles 1.480 personas inocentes fueron arrestadas por error y encerrados en prisión, algunos durante semanas, donde sufrieron abusos y ataques a manos de otros reos, hasta que se demostró su inocencia, según se desprende de un estudio. El informe apunta que esta situación se sigue repitiendo debido a la indiferencia y negligencia que los policías y jueces demuestran hacia los detenidos.

Tales ‘equivocaciones’ cometidas por el Departamento del Sheriff del condado (la agencia principal de seguridad de la región) o por cuerpos locales, son tan frecuentes que durante algunos años el ritmo de inocentes arrestados era de uno al día, estipula el informe realizado por el periódico Los Ángeles Times.

Cómo funciona la presunción de inocencia

En cierta ocasión, en 2009, un mecánico permaneció entre rejas durante más de un mes tras confudirse su apellido con el de otra persona. Por ese mismo motivo ya fue detenido en otra ocasión en 1989 (aunque entones sólo estuvo en prisión 9 días).

Ese mismo año el gerente de una compañía automóvil fue arrestado en el estado de Tennessee y escoltado a Los Ángeles  donde fue encarcelado acusado de abuso sexual. Varios días después la policía se dio cuenta que la orden de detención había sido emitido contra otra persona con nombre parecido.

No es un problema técnico

Sin embargo, la raíz del problema no radica en el nivel de desarrollo técnico de las instituciones estatales de EE. UU. De hecho, en California existe un protocolo bien elaborado sobre cómo detener y procesar a una persona: a los supuestos criminales les otorgan un único número de 9 cifras asociado a sus huellas dactilares, y ambos parámetros se guardan en una base de datos común.

El arresto de inocentes se produce por fallos de los policías o de los jueces, que a veces no verifican el número o el apellido del acusado, o se equivocan solicitando las huellas desde la base de datos federal.

Los mismos errores se cometen cuando los jueces, por negligencia, no incluyen los números de identificación en las ordenes de detención, motivo de la mayor parte de arrestos ilegales por parte de los policías, ya que hay muchas personas con nombres o apellidos semejantes o parecidos a los de los criminales que están en busca y captura.

De esta forma un policía puede equivocarse y confundir a una persona inocente por un vendedor de armas reclamado por la justicia, por ejemplo, y enviarlo a prisión hasta que arranca el proceso judicial. Los medios también reflejan muchos casos de detenciones erróneas cuando a una persona le roban su permiso de conducir (el documento de identificación en EE.UU.) y éste es usado luego por algún criminal para cometer un delito.

Fuerzas de seguridad: no son tantos los falsos culpables

Por su parte, las fuerzas de seguridad del condado aseguran que hacen todo lo posible para evitar estos errores y apuntan que casi 1.500 víctimas que acabaron en las cárceles por un error de los policías o de los jueces suponen una cifra pequeña en comparación con los 15.000 presos que se hallan en las cárceles permanentemente. “La gente nos miente todo el rato sobre quién es”, añade David Fender, un oficial de la policía.

“Esto ocurre por pereza e indiferencia”, asegura el abogado Donald Cook, que ha representado a más de una decena de víctimas de acusaciones y arrestos injustos. Algunos encarcelados interpelados por los medios aseguran que la policía y los jueces no le prestaban atención cuando argumentaban su inocencia. Según los oficiales, cuando la persona llega a la cárcel, se comprueba su identidad, pero la mayor atención se pone en el delito en sí y no en si la detención estuvo más o menos justificada.

Según las víctimas el trance más horrible lo viven una vez dentro de la cárcel, donde se convierten en objeto de ataques y de burlas a manos de los demás presos. Los 'falsos culpables' aseguran que los guardas no les prestan atención cuando surgen conflictos entre los reos, pensando que se trata de meros choques entre los criminales.

Jose Ventura, un obrero de 53 años oriundo de El Salvador, fue detenido por un policía y arrestado bajo cargos erróneos, después de lo cual fue encerrado en prisión a la espera de que arrancaran las primeras audiencias. Al llegar a la cárcel, los agentes lo desnudaron y lo metieron en la ducha, donde otro preso lo atacó y humilló. “Psicológicamente estuve muerto”, recuerda Ventura.

Dos días después, tras llegar al juzgado, el abogado de Ventura mostró el pasaporte del obrero que demostraba que cuando se cometió el crimen, su defendido no estaba en el país. Al revisar las huellas dáctilares vieron que se correspondían con las de otra persona. En resultado, el juez liberó a Ventura diciéndole: “Señor Ventura, reciba nuestras disculpas”.

Este año se han registrado un total de 200 detenciones erróneas en el condado de Los Ángeles. La legislación estadounidense no ampara mucho a estas personas, ya que las leyes estatales y federales buscan proteger a los cuerpos de seguridad de las demandas judiciales en relación a este tipo de arrestos. Los especialistas consideran que es muy difícil comprobar si un apellido erróneo o la ausencia del número de identificación dieron pie a un arresto ilegal.

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