El Gobierno sirio evacuó al Ejército de las ciudades, pero en las afueras siguen los tiroteos y los francotiradores todavía siguen suponiendo una amenaza. Así lo declaró el secretario de la Liga Árabe, Nabil al Araby.
Evacuar al Ejército de las ciudades fue una de las condiciones del acuerdo del régimen sirio con el organismo panárabe para superar la crisis en el país. El programa contempla también la entrada de una misión de observación, que está actualmente en curso.
Al Araby constató además que el régimen sirio evacuó las armas pesadas de las ciudades y liberó a casi 3.500 prisioneros. Sin embargo, precisó que los Servicios de Seguridad no han parado el fuego contra los manifestantes en las afueras de las ciudades y los francotiradores del régimen siguen operando, incluso a pesar de la presencia de los observadores de la Liga Árabe.
Al Araby además exhortó a la oposición y al pueblo sirio a ayudar a los observadores enviándoles los nombres de sus parientes y amigos que, según su opinión, fueron detenidos.
Misión controvertida
Los observadores comenzaron su misión en Siria el 26 de diciembre para informar sobre la situación en el país. El domingo pasado visitaron los alrededores de Homs, en Idleb, así como en Deraa y cerca de Damasco.
El jefe de la misión, Mustafá Dabi, declaró que no había visto "nada espantoso" en la ciudad de Homs durante su visita al bastión opositor. "No vimos tanques, pero sí vimos algunos vehículos blindados. Pero hay que recordar que este ha sido solo nuestro primer día de visita, y hace falta una investigación. Tenemos a 20 personas que estarán allí [en Homs] un largo tiempo", ha añadido Dabi.
El jefe de la misión de la Liga Árabe para la ciudad de Idlib, en el norte del país, Abdul Latif al Jibali, también aseguró que la situación allí es "tranquila" y que la urbe está "muerta por la falta de cualquier actividad". En cuanto a la manifestación opositora en Idlib, el delegado de la Liga Árabe afirmó que en total se reunieron alrededor de 20.000 personas. Pero las fuentes de los activistas habían informado de 250.000 manifestantes.
Varios grupos de derechos humanos denunciaron nuevas muertes en enfrentamientos a pesar de la presencia de los observadores. Así, las declaraciones tranquilizadoras de los observadores llevaron a que el Parlamento Árabe, un comité asesor formado por 88 delegados de los estados de la Liga Árabe, instara al jefe del organismo a retirar la misión de Siria, argumentando que "su actividad ineficaz" sirve de amparo para el régimen del presidente Bashar al Assad.
"El régimen sirio sigue matando inocentes. Asistimos a una escalada de la violencia, cada vez matan a más personas, incluidos niños, y todo ello en presencia de los observadores. El trabajo de los observadores da al régimen una cobertura para continuar sus acciones inhumanas bajo los ojos y oídos de la Liga Árabe", sentenció el presidente del Parlamento Árabe, Salem al Diqbassi.
Las críticas del Gobierno sirio no son sorprendentes para muchos expertos. Unos días antes del inicio de la misión de la Liga Árabe la periodista de la cadena árabe del grupo RT Marianna Biélienkaia, que se encontraba entonces en Siria, escribía: "Los observadores viajarán por el país acompañados por representantes del poder. Eso significa que verán solo lo que les quieran mostrar las autoridades. En el caso del máximo aperturismo de Damasco la delegación se dirigirá a los lugares que le indicará la oposición y verá su versión. De todos modos, parece que ambos escenarios son desfavorables para el Gobierno sirio. O no le creerán, acusando de la falta de transparencia, o compondrán una enorme lista de acusaciones contra el poder".
El analista internacional Emilio Viano considera que, pese al hecho de que aún se registran tiroteos en las calles de la nación árabe, el trabajo de los observadores traerá cambios positivos.
“Es un paso positivo. Ojalá que la Liga envíe más observadores. Paulatinamente ellos [los observadores] están abriendo el país a la mirada del extranjero”, dice Viano, que no cree que los intentos de Al Assad por controlar la misión y mostrarle lugares de forma selectiva vayan a tener éxito. “No puede impedirles de ver lo que está pasando ni recibir los mensajes de los opositores de Assad”, sostiene.
Todavía nadie puede decir si continuará o no el trabajo de la misión, pero el Gobierno de Francia insiste en la continuación de la labor de los observadores en Siria pese a las denuncias de que la violencia no cesa.