"En realidad Irán no posee ni tecnologías ni potencial industrial para crear misiles balísticos continentales de medio y largo alcance y en un futuro próximo no va a tenerlos", ha comentado el Ministerio de Defensa de Rusia sobre las maniobras de Irán en el estrecho de Ormuz.
El simulacro que duró 10 días fue uno de los más representativos en la historia del país y, según anunciaron las autoridades iraníes, incluyó lanzamientos de prueba de los misiles de nueva generación, entre ellos Mehrab tierra-aire de medio alcance, y Qader (tierra-mar) y Nour (tierra-tierra), ambos de largo alcance. Pero los militares rusos, comentando las declaraciones de Teherán, insisten: "Irán no tiene potencial ni siquiera para diseñar una variante de prueba de misiles de largo alcance".
Acentúan que el Gobierno iraní cuando hizo el anuncio calificó a Qader y Nour como misiles "de largo alcance", pero al mismo tiempo puntualizó que son capaces de acertar blancos a una distancia de tan solo unos 200 kilómetros. Según la clasificación internacional, un misil de largo alcance tiene una distancia máxima de hasta unos 13.000 kilómetros. Un misil de medio alcance, según la escala estadounidense, es capaz de abatir objetos a entre 1.000 y 3.500 kilómetros de distancia, mientras que la clasificación rusa los define como aquellos que pueden alcanzar entre 1.000 y 5.500 kilómetros.
Con lo cual, los expertos rusos concluyen que tanto Qader como Nour podrían calificarse solo como misiles de corto alcance, aquellos que pueden llegar a una distancia de entre 150 y 800 kilómetros.
Hoy en día Teherán cuenta con un único modelo de misil de medio alcance en funcionamiento, Shahab 3, capaz de superar una distancia de entre 1.300 y 1.930 kilómetros, según la modificación, y continúa desarrollándolo. En estado de pruebas están también los Sejjil, que tienen un alcance programado de hasta 2.500 kilómetros. En teoría, estas características permitirían a Irán abatir blancos en Israel (la distancia entre el punto más occidental de Irán y la frontera israelí es de unos 1.000 kilómetros) y en Turquía (separada unos 1.800 kilómetros de la República Islámica).
Los Estados Unidos y sus aliados en la OTAN consideran el desarrollo del programa misilístico de Irán un fundamento suficiente para activar el despliegue de su escudo antimisiles en Europa. Actualmente Polonia, Rumania, Turquía y España se han comprometido ya a alojar en sus territorios elementos del sistema. Mientras tanto, Rusia siempre consideró este razonamiento un simple pretexto que carece de base real y calificó los planes de EE. UU. como una amenaza a sus fuerzas estratégicas.
El programa misilístico de Irán no debe causar preocupación a otros países, opina Radzhab Safárov, director del Centro de Estudio de Irán Contemporáneo. Según Safárov, todos los misiles que está probando Teherán tienen un carácter defensor: "Bajo las condiciones de amenazas permanentes por parte de EE. UU. e Israel, Irán no tiene otro remedio que desarrollar su capacidad militar: necesita instrumentos para defenderse".
Las declaraciones de Irán son destinadas, mayormente, a elevar su prestigio ante los ojos del mundo islámico y son una acción publicitaria a gran escala, argumenta, por su parte, Vladímir Evséev, especialista del Centro de Seguridad Internacional de la Academia de Ciencias de Rusia.
Las maniobras en el Golfo Pérsico, 'Velayat 90' (en farsi, 'Dominancia'), se han realizado en medio de una escalada de tensión entre Teherán y Washington y después del aviso por parte de EE. UU., que aseguró no descartar una acción militar contra Irán en caso de que la diplomacia internacional fracase en resolver la disputa sobre su programa nuclear.
El Gobierno iraní ha dirigido este 3 de enero un nuevo aviso a EE. UU. Ha advertido a Washington que no tardará en responder si un portaaviones norteamericano vuelve a regresar a la zona del estrecho de Ormuz. Por su parte, EE. UU. informa de que seguirá enviando sus buques de guerra a la zona. "Son envíos programados hace mucho y se realizan según nuestras antiguas obligaciones de garantizar la estabilidad en la región y apoyar las operaciones en curso", detalla el portavoz de la Marina norteamericana, Bill Speaks.
También hoy mismo el ministro de Exteriores francés, Alain Juppe, llamó a la Unión Europea a unirse a las sanciones de EE. UU. contra Irán y congelar los activos de la Banca Central de este país e introducir un embargo contra el crudo iraní hasta finales de este mes.