El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso aseguró en un comunicado que el país no apoyará el envío de tropas internacionales a Siria, ya que tendrá efecto negativo e insistió en que la resolución de la ONU debe excluir el empleo de métodos de fuerza.
Las autoridades rusas también puntualizaron que la misión de observación de la Liga Árabe debe continuar y que Moscú está dispuesta al diálogo con Occidente en el Consejo de Seguridad de la ONU en cuanto a la resolución sobre Siria.
ONU: otra resolución rusa sobre Siria, otro rechazo occidental
Mientras que el conflicto no cesa y los ciudadanos sirios se ven como rehenes de la situación, este martes el Consejo de Seguridad considerará el nuevo proyecto de resolución sobre Siria ante la ONU, prestado por Rusia.
Ya es la tercera iniciativa que se estrella contra críticas de los países occidentales. El texto, modificado según los previos comentarios de los socios occidentales, subraya los éxitos de la misión de la Liga Árabe en Siria y apunta que las autoridades sirias están listas para colaborar con los observadores extranjeros.
En cuanto a los mecanismos de resolución del conflicto, Rusia insta a adoptar un camino pacífico, sin ninguna "injerencia desde el extranjero" y, dado los precedentes de Libia, específicamente estipula que EE. UU. no tiene el derecho de emplear la fuerza contra Siria, ni siquiera amenazar con emplearla.
Además, el proyecto estipula los avances de Siria en sus promesas de respetar los derechos humanos y cumplir las leyes internacionales en la resolución de los conflictos con la oposición. Así, entre tales pasos se inscriben la amnistía general para presos sirios y cambios positivos del sistema político.
Moscú adelanta que ambos lados del conflicto tienen la responsabilidad de cesar la violencia, que ya se cobró más de 5.000 vidas. Al mismo tiempo, la diplomacia rusa lamenta que la oposición siria se comporte de una manera no constructiva, rechazando las posibilidades de abrir un diálogo con las autoridades.
Enfoque de Occidente: "Destituir el régimen de Bashar Al Assad"
"Nuestra posición es llamar a ambos lados del conflicto" a la colaboración, "sin intervención militar exterior en los asuntos sirios", señaló el ministerio de Exteriores ruso.
No obstante EE. UU., Francia y Alemania, critican las propuestas rusas por la ausencia de condena al régimen de Bashar Al Assad y porque Moscú no quiere imponer duras sanciones contra Siria, optando por medidas diplomáticas.
El proyecto ruso “está alejado de la situación real”, dijo hoy Romain Nadal, portavoz del Ministerio de Exteriores de Francia.
Anteriormente la secretaria de Estado de EE. UU., Hillary Clinton, denegó la "paridad" de responsabilidad entre el gobierno y oposición sirios, con la que insiste Moscú. Declaró que Bashar Al Asad tiene mucho más responsabilidad por la continuidad de la violencia.
La postura de las potencias que no acuerdan con la posición de Rusia consiste en "que buscan responsabilizar completamente a las autoridades sirias y omitir las acciones de la oposición armada", aseguró un portavoz del Ministerio de Exteriores ruso. "El objetivo es destituir el régimen de Assad en Damasco".
Mientras tanto el Ministerio de exteriores sirio advierte que la iniciativa de Qatar de enviar fuerzas militares árabes a Siria “abrirá la puerta a una intervención extranjera”.
Lo único que puede provocar tal incursión armada es “una catástrofe en toda la región”, asegura el analista en Oriente Medio, Francisco Sánchez Muñoz. En este caso Siria se convertiría en “un nuevo dominio neoimperialista” codiciado por sus riquezas petrolíferas”, agrega el experto.
Homs, la ciudad siria donde la muerte ronda en cada esquina
Mientras tanto la inseguridad y el miedo permanecen en las ciudades de Siria. El corresponsal de RT, Armén Zakharián, estuvo en uno de los lugares sirios que más sufrió los enfrentamientos violentos.
En el centro de Homs aparecen por todos lados las señales del conflicto armado: muchas tiendas están cerradas; muchas casas, abandonadas. Hay incluso barrios enteros donde ya nadie se atreve a trabajar ni a vivir, aunque los habitantes están acostumbrados a su estilo de vida y les cuesta cambiarlo.
"Yo trabajo en un barrio de Homs pero no puedo ir a la oficina, porque es inseguro. Los grupos armados disparan contra civiles, nos matan a nosotros y a nuestros hijos", dice una mujer.
Por la inseguridad que reina en gran parte de la ciudad, muchos servicios públicos no funcionan. Así, por ejemplo, la mayoría de las calles están llenas de basura. Las autoridades comentan que los que deben transportarlo tienen miedo de hacerlo. Sin embargo, en la misma ciudad hay otros sitios considerados como una especie de 'oasis' en la vida cotidiana.
Tales barrios son considerados más seguros; allí la vida sigue su curso. Fuera de esa zona, el concepto de seguridad es bastante relativo. Hace menos de dos semanas, un grupo armado abrió fuego y mató a siete civiles.
Una de las autoridades aseguró que los "problemas" en Homs se deben a que es una provincia fronteriza, donde es mucho más fácil conseguir armas. Mientras tanto, un analista político afirmó que no es la única razón de la profunda crisis que vive esta ciudad y todo el país.
Sin embargo, estas explicaciones aclaran solo parte de los enigmas que circulan estos días en Homs. Es que la vida en la ciudad fue alterada por el conflicto, cuyo sentido escapa al entendimiento de la mayoría de sus habitantes.
"Ya es demasiado. No queremos más sangre. No somos números, somos personas. Queremos vivir en paz. No queremos nada más", exclaman los civiles sirios.
Un llamado similar fue realizado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. "Cesen la violencia. Dejen de asesinar a su propio pueblo", exhortó.